El reconocido neurofisiólogo, pediatra y especialista europeo en medicina del sueño, Eduard Estivill (Barcelona, 1948), clausura hoy, en el Auditòrium, la XIX Jornada de la Farmàcia Balear dedicada a la Salut mental en edat infantil i juvenil.
¿Ha sido el insomnio el mayor síntoma que ha desarrollado la población como consecuencia de la pandemia?
—Sí, porque lo que ha producido la pandemia es una incertidumbre impresionante en los cerebros de las personas. Primero por el desconocimiento ante una situación que ni los médicos conocíamos e inculcábamos normas que muchas veces eran contradictorias. Y después por la sobreinformación de los medios sobre un mismo tema. La incertidumbre genera ansiedad, que hace que la gente no duerma. Ha habido dos síntomas claros, el insomnio de inicio y las pesadillas, que son los sueños con ansiedad. Al cerebro humano le ha causado un aumento del 30 % de los casos de insomnio.
¿Se ha disparado la prescripción de pastillas para dormir? ¿Es el método más efectivo?
—Lógicamente las personas que duermen mal lo pasan fatal, se les dice ‘no te preocupes' o ‘desconecta' y no es verdad, quien duerme mal lo hace un día tras otro y es una tortura. La gente quiere solucionar el problema y muchos han acudido a la automedicación. Han crecido mucho, mucho, la venta de fármacos sin receta, como la doxilamina, que es un antiestamínico vendido con un efecto secundario que es la somnolencia. Hay un descontrol con este tema porque pueden ser útiles pero siempre deben ser supervisados por un médico o un farmacéutico. El sueño puede ser protector de una buena salud mental y un mal sueño puede ser inductor de un problema de salud mental y muchas veces hay que tratarlo farmacológicamente.
Se ha puesto el foco en la edad infantil juvenil. ¿Ha crecido el insomnio en esta franja etaria?
—Es verdad que los adultos han padecido este problema pero ahora es evidente que niños y jóvenes también lo sufren. El insomnio puede ser un primer síntoma de un problema de acoso, ahora se conoce mucho más, cuidamos más de ellos. No es que haya más casos.
¿Cuánto deberían dormir?
—El sueño es un taller de reparación y restauración de lo que gastamos durante el día. Si dormimos bien estaremos más descansados y nuestra parte intelectual funcionará mejor. ¿Cuántas horas necesitamos? Depende de la edad. Un niño de 5 años necesita que el taller funcione 11 horas; un adolescente, que es quien más menosprecia el sueño porque creen que es perder el tiempo, necesita 9; ellos duermen poco porque hay muchos tiktok para ver y tienen una mayor fatiga, irritabilidad. Es lógico. A veces se les diagnostica de un problema que no tienen como un TDH y en realidad es un mal dormir.
¿A favor o en contra de la siesta?
—Hay que saber qué es. En el cerebro hay un grupo de células que es nuestro reloj biológico y que está programado para darnos sueños entre las 22 y las 24 horas de la noche y 7 y 9 de la mañana. Sabemos que ocho horas después de levantarnos el cerebro tiene una pequeña necesidad de sueño que es lo que los latinos llamamos siesta. Los anglosajones sin embargo han inventado los estimulantes, el café o el té se toma estas horas para combatir esta somnolencia, que es fisiológica. La siesta debe ser corta, de 15 o 20 minutos y como complemento de las correctas horas dormidas por la noche, no como sustitutivo.
¿Cree que una sociedad con continuas amenazas podrá recuperar la estabilidad emocional?
—Es difícil de contestar. Pandemia y guerras ha habido y habrá siempre, con lo que la estabilidad emocional dependerá de cada uno y no tanto de las cosas externas que hay que aprender a modularlas o llevarlas de la mejor manera posible.
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