¿Esperan tener una mejor temporada que el año pasado?
— Las ventas están un 20 % de media por encima de las del año pasado y vemos un mayor interés para reservar en meses que antes quedaban fuera del mapa, como octubre y noviembre. Eso nos satisface porque ayuda a desestacionalizar. Es incipiente, pero hay signos de que existe un público que, cuando le das oportunidades para reservar, lo hace.
¿El intenso calor del verano, que aumentará con la crisis climática, propicia este cambio?
— Es un poco pronto para saber si es así, pero es verdad que los episodios de calor podrían tener algo que ver. También ocurre que un segmento de la población europea que nos visita está envejeciendo y se puede permitir coger vacaciones fuera de los meses tradicionales para huir de la masificación.
Llevant, al estar más lejos del aeropuerto, siempre ha tenido más dificultades para desestacionalizar. ¿Lo están consiguiendo?
— Se ven signos de que sí. Son procesos que requieren de tiempo para fidelizar, pero ayuda que haya ese público fuera de la temporada tradicional o que podamos alquilar espacios del hotel para eventos en temporada baja. Los hoteleros históricamente han dado la espalda a los clientes mallorquines, que agradecen poder pasar unos días de hotel.
¿Cuál es el perfil de sus clientes?
— Durante la temporada alta es más familiar, mientras que en primavera y otoño acuden más deportistas, parejas mayores o grupos de amigos. Se está abriendo el segmento más allá del sol y la playa. Conseguir no depender del mismo segmento es positivo porque nos permite evolucionar.
«No me extraña que haya manifestaciones como las que ha habido en Canarias»
¿Cómo ha cambiado la pandemia el turismo en Mallorca?
— Ha hecho evolucionar el modelo porque la gente usa todavía más plataformas digitales para reservar directamente y la población local, que estaba alejada de la industria, ya forma parte de la clientela. Los conflictos en muchos países del Mediterráneo también están provocando que muchos turistas que antes iban a Grecia, Turquía o el norte de África, hayan descubierto Mallorca. Todo esto ha permitido una recuperación rápida, pero también implica masificación y que los residentes tengan dificultades para vivir por el encarecimiento de la vida, lo cual es algo que nos preocupa. Todo el mundo tiene derecho a vivir en su propia casa.
¿Cómo afrontan la generalizada falta de personal?
— Hasta hace unos años los empleados nos venían de la Península, pero ya no es así porque allí también tienen mucho empleo en el sector turístico y, encima, aquí es complicado vivir. Ya no les sale a cuenta venir. Por eso estamos buscando trabajadores en el extranjero y nuestro objetivo es fidelizar plantillas. Eso implica ser competitivos y ofrecer buenas condiciones laborales. Para dar un buen servicio tienes que tener un personal contento con su trabajo, y alargar la temporada puede ayudar porque permite ofrecer contratos de mucha más duración.
Sus hoteles no bajan de las 4 estrellas. ¿Cree que el futuro del turismo va hacia ahí?
— Es un debate muy necesario que no está resuelto y que no se trata con la profundidad que requiere. Hay que ver qué entendemos por turismo de calidad. Está claro que la irrupción de Airbnb afectó muchísimo a la baja, pero ya estamos en otra fase, en la que las viviendas que se construyen para residentes las compran extranjeros para pasar unos meses. Todo esto nos hace perder de vista hacia dónde vamos. La cantidad de gente que viene a las Islas y el alto consumo de recursos que tenemos no tiene nada de sostenible. No me extraña que haya manifestaciones como las que ha habido en Canarias, que también se podrían llegar a producir aquí.
¿Qué medidas han tomado para reducir su impacto ambiental?
— Son muchas cosas y detalles que vamos incorporando porque hacerlo es una necesidad. Actuamos para ser más eficientes energéticamente, pero también buscamos reducir el consumo de agua en todos los establecimientos. La jardinería de los hoteles tradicionalmente se ha basado en modelos tropicales que estamos cambiando por vegetación autóctona, que no requiere de tanta agua. También eliminamos todo lo que sea de un solo uso, desde vasos a platos, para que todo sea reutilizable. Con pequeñas cosas se consiguen grandes efectos y adaptarnos ya es algo irrenunciable.
16 comentarios
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Muy bien , pero ahora se dan cuenta y comentan ya que la oferta vacacional a triplicado la de hoteles y apartamentos, pero siguen exactamente igual, pero aún , ya que ahora el agobio de masas es peor, supermercados, tráfico, bicicletas, playa, restaurantes , llegará un momento si no se le pi e freno que los Mallorquines no podremos salir ni a tomar unas cañas..
Fins a n'és... de hotelerots que domés pensen amb fer caixa i pensar per tú. Especuladors sense formació i chulos toreros.
Tal vez no dan la espalda a los CLIENTES Mallorquines, pero si que dan la espalda a los Mallorquines. Están destrozando la isla.
JA JA JA, que gracioso es
El cliente no les importa nada, solamente la cuenta de resultados. Si les importaran los clientes y el servicio prestado no pondrían los empleados mínimos para no cerrar. Ponen al mínimo posible y los tienen con la lengua afuera toda la jornada. Lo que va en detrimento del servicio que se presta que es deficiente y malo. Por tanto la satisfacción del cliente, mientras las quejas no trasciendan les da igual.
És vera, des que alguns mallorquins varen posar a llogar ca seva per mirar de treure algun benefici de tota sa animalada de gent que duen es hotelers, els hotelers ja no passen des mallorquins, sino que els han intentat fotre.
Hotelers, touroperadors, aerolínies, AENA, immobiliàries.. sempre han mirat pel màxim benefici independentment de si afecta a la qualitat de vida dels residents, és hora de que els residents exigim dignitat, independentment dels interessos dels abans citats
Ahora da la espalda además el Govern, cobrando la tasa turística a lo residentes
Dos apuntes: Lo dar buenas condiciones laborales a los trabajadores extranjeros está muy bien pero es raro que al trabajador español no se os ofrezcan también y así no hay que buscar fuera lo que hay dentro. Y lo de que cuidan al cliente local es una patraña. No puede ser que nos cobren la ecotasa, o nos pongan los horarios de comidas adaptados a los extranjeros entre otras muchas cosas. Pero es lo que hay, o lo tomas o lo dejas.
Ni tu te crees una sola palabra de lo que has dicho