Arturo Gómez, en plena labor de limpieza de su negocio. | F.F.

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La Playa de Palma fue otro de los escenarios más castigados por la espectacular tormenta de la tarde del martes, que colapsó el aeropuerto y provocó en esa zona turística de referencia numerosos daños, especialmente en bajos y locales comerciales de la zona de Sometimes, donde se concentró buena parte de la precipitación, que se extendió por todo el Pla de Sant Jordi y la primera línea del mar.

Los Bomberos de Palma acudieron a la zona para ayudar en las labores de achique del agua en locales y sótanos, algunos de ellos inundados y con casi un metro de agua acumulada. Mientras, los comerciantes y propietarios de negocios de todo tipo se afanaban en limpiar para recuperar la normalidad, retomando lo antes posible su actividad. Es el caso de Arturo Gómez, quien regenta un establecimiento dedicado al alquiler de bicicletas o patinetes eléctricos, que se vieron afectados por la gran cantidad de agua acumulada en los bajos. «Hoy toca zafarrancho de limpieza», asegura con resignación este empresario, que se mostró especialmente molesto con la respuesta de su aseguradora.

«El seguro no da señales de vida», lamenta, explicando que, tras contactar con ellos, "lo único que me dicen es que lo limpie yo, o que contrate una empresa que lo haya, y que después les pase después la factura. Para vaya usted a saber cuándo me van a pagar...", explica mientras sigue achicando agua del interior del comercio.

«El agua nos llegaba por las rodillas», recuerda horas después de aquella concentración de precipitaciones que afectó a los negocios anexos, como supermercados, restaurantes o souvenirs, en los que se veía también trabajar a toda velocidad a sus encargados para volver, lo antes posible, a la normalidad ya con la temporada iniciada.

Junto a ellos, los inquilinos de unas viviendas ubicadas también en los bajos se recuperaban del susto. «Nos cogió en el trabajo, pero vinimos enseguida que pudimos, porque nos decían que el agua llegaba a medio metro, por lo menos», aseguran todavía con el susto en el cuerpo. «Hemos tenido que sacar todo a la calle, porque se ha inundado el apartamento», añaden, a la vez que lamentan que el seguro del propietario se haya desentendido también de los desperfectos. «Nos dicen que sólo cubren los efectos que sean directamente del propietario... hemos podido salvar muchas cosas, pero otras han quedado inservibles», concluyen.