Josep Pàmies, en el Espai Buit de plaza Drassanes. | Teresa Ayuga

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Josep Pàmies (Balaguer, 1948) llega a la entrevista pausado, «tengo que ir despacio, por el corazón», dice mientras cuenta que lleva un marcapasos porque «yo a la ciencia no renuncio». Este viernes reúne a un millar de personas en una charla sobre terapias no homologadas por la Organización Mundial de la Salud, con el apoyo de Miguel Bosé.

Es agricultor pero muchos le llaman curandero ¿con qué definición se queda?
Soy pagès con cierta experiencia en plantas medicinales pero soy nuevo en este tema porque antes era una pagès industrial radical, creyente de la química, hasta que mis tierras y yo mismo estábamos súper intoxicados y decidí volver a la agricultura ecológica que mis padres ya hicieron inconscientemente. Es este camino de retorno de 25 años me encuentro con una planta que es la stevia, recomendada por Ferran Adrià, que me pidió que se la consiguiera y la cultivara. Como no podía asumir él toda la producción la llevé a mercados centrales y así empezaron los primeros rechazos de la administración. Empecé a investigar y vi que era potente para la diabetes, la hipertensión, el colesterol...

¿A qué se refiere con investigar?
A mirar en los buscadores médicos. Hay 45.000 plantas estudiadas, busqué la stevia y sale una bibliografia impresionante de sus propiedades pero a las farmacéuticas no les gusta porque no pueden patentar una planta.

Su formación es autodidacta.
Siempre. Cuando vi el trasfondo científico me lancé a la piscina y dije: las plantas curan y eso provocó a la bestia administrativa, farmacéutica y médica. Si me hubiera equivocado en algo ya estaría colgado y juzgado, pero nunca he tenido una denuncia penal.

La impusieron una multa de 1,2 millones de euros.
Sí porque la administración me quiere parar por la vía administrativa. Si no les obedeces te multan.

No es coherente decir que las propiedades de la stevia tienen una base científica, pero mostrarse en desacuerdo a otras evidencias científicas.
Cuando se buscan moléculas de una planta, las copian, sintetizan y venden con efectos secundarios y se patentan, hay un razonamiento científico pero es más corto y menos potente que los estudios de la planta entera, que son los que yo rescato por sus efectos beneficiosos. Me baso en la ciencia en la que yo creo.

¿Ha estudiado la evidencia de si la gente se cura con las plantas?
Por ejemplo hay una planta kalanchoe para el cáncer endométrico que es fantástica. Hay un gran oncólogo, Xavier Matias-Guiu, que ve superviviencia. Contactó con nosotros, nos pidió la planta para investigar pero el comité de ética de la Generalitat se lo prohibió.

¿No cree que las terapias que defiende pueden complementar y no substituir a otros tratamientos médicos?
Hay libertad de elección, la gente que decide una terapia sola, química o mixta. Es lo que defendemos. No estamos contra la medicina clásica porque a veces sirve. A mí me han puesto nitroglicerina bajo la boca y he resucitado de un infarto. Pero si usas la medicina clásica mucho tiempo tiene efectos secundarios.

Parece que de todo lo que se investiga, una parte le interesa pero otra no.
Todo en lo que vemos que hay negocio y que no reconoce que la fuente del conocimiento viene de la naturaleza.

Tira por tierra el trabajo de muchos investigadores.
Investigadores pagados por la industria farmacéutica.

No todos, es muy vocacional.
Muchos no lo dicen por miedo a que las élites les desautoricen.

¿Usted no cobra?
Nunca. Nadie podrá decirlo. Sólo he recomendado plantas.

¿No le da miedo que alguien muera por dejar una terapia?
Nunca lo pedimos, siempre les decimos que la respuesta está dentro de uno mismo, que se escuchen. Yo he visto miles de remisiones espontáneas, la gran mayoría por efecto placebo, ¿por qué no lo usan? Normalmente trabajamos con problemas graves, cuando tiran la toalla de la medicina, y es satisfactorio ver que gente terminal con cáncer o esclerosis múltiple que no se pueden curar vuelve a andar por una simple planta como la marihuana.

¿Lo ha visto?
Hay testimonios anónimos o no. Ésta es nuestra investigación.

¿Está de acuerdo cuando le dicen que hace pseudociencia?
Curandero casi me gusta más porque viene de curar y es una palabra maldita porque quieren cronificar la enfermedad, es donde está el negocio.

¿Tiene más seguidores a raíz de la COVID?
Sí, mucha gente me pidió qué pensaba de esto y ya les dije que era una gran mentira, que no pasaba nada. Sólo había que aumentar el sistema inmune y hay una planta maravillosa: la artimisa anua. Si hay una infección de algo, el clorito de sodio. En marzo 2020 hice un video y llegó a un millón y medio de personas y aunque lo prohibieron siguió corriendo. Miles de personas se tomaba una infusión al día para mantener el sistema inmune, incluso mi hija que es médico y fue casi la única que no se puso enferma.

Hay mucha gente que no se ha contagiado y no tomaba esta infusión.
Ella lo dejó en 2023 y justo se contagió.

¿Es negacionista de la COVID?
No sabemos qué es. Es una bajada del sistema inmunológico.

Es un virus.
Un virus o las antenas 5G u otras mierdas que echan con aviones. No lo sabemos. Pero baja el sistema inmunológico y si lo subes no hay nada. Con una triste planta solucionas el problema y con clorito sódico la gente salía del hospital.

Seguramente le molestará pero por todo dice que: el clorito de sodio es lejía.
El hipoclorito de sodio es la lejía, el clorito de sodio es la base del dioxido de cloro. El primero es tóxico y el segundo no según miles de estudios. Estamos trabajando con una sustancia que no es tóxica, científicamente demostrado, no es lo mismo el agua que el agua oxigenada. Si funciona por qué no recomendarla?

Porque en 2010 la prohibió la Agencia Española del Medicamento.
En base a tres intentos de suicidio en Canadá con dosis muy superiores. La razón real no son las muertes sino la pérdida de los beneficios farmacéuticos. La gente tiene miedo pero nosotros somos como la lluvia fina para que eso cale en la sociedad. No tenemos prisa. La sociedad necesita medicamentos gratuitos.