Can Vivot es una gran casa señorial situada en el casco antiguo de Palma. | Teresa Ayuga

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Las hermanas Montaner han denunciado nueve veces a Pedro Montaner, heredero de la casa señorial de Can Vivot y hermano suyo, porque supuestamente entre 2022 y este año ha realizado distintas actividades en el palacio sin la autorización de Patrimonio Histórico del Consell. Se trataba de fiestas y celebraciones, conciertos, mercados artesanales, festivales y visitas guiadas previo pago de una entrada. Las denunciantes alegan que estos actos suponen una presión «humana y ambiental» en aquel edificio único.

El palacio está ubicado en la calle Can Savellà, en el casco antiguo de Palma, y es el último de estas características que queda en la Isla. Al morir el dueño, su hijo Pedro Montaner fue declarado el heredero. En el interior del palacio hay piezas únicas, auténticos tesoros: desde frescos de José Dardanone o un cuadro de Ribera a unos cortinajes del siglo XVII regalo del Rey Felipe V. Y un brasero de plata cincelada de principios del XVII atribuido al orfebre Georg Friedrichsen, regalo de bodas del primer conde de Vivot. Cuenta con 5.700 metros cuadrados, lo que le convierte en el casal más grande de Palma. Fue declarado Monumento Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural.

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A la muerte del conde en 2005, sin embargo, las relaciones familiares comenzaron a romperse y desde entonces se han sucedido los pleitos por la herencia. El palacio ahora lo administra Pedro y sus hermanas son sus vecinas. Desde 2022, han denunciado ante Cort distintos eventos celebrados en el casal. «Y con fines lucrativos», sostienen las litigantes, en declaraciones a Ultima Hora. «Por ejemplo, en diciembre pasado se realizó un mercado navideño en Can Vivot, que antes se había celebrado por los promotores en el patio de la Misericòrdia, en el Palacio de Congresos o en el antiguo parque de bomberos. Es decir, un evento al que acude muchísima gente. Pues se celebró sin licencia, solo con una declaración responsable. Y eso que el 20 de diciembre ya lo denunciamos. Luego se publicitó un baile de máscaras en el palacio, que costaba 80 euros la entrada y se podían visitar los tesoros de Can Vivot», explican.

Otra actividad fue un evento textil, con setenta artesanos: «La entrada era gratuita, duró cuatro o cinco días y lo curioso es que lo patrocinaba el Ajuntament y el Consell, a pesar de que no tenían licencia de actividades», añaden. Tras la avalancha de denuncias, el 12 de junio Cort decretó el cese inmediato de todas las actividades en Can Vivot: «Lo que confirma que todos los actos se llevaron a cabo sin licencia, solo con una declaración responsable para dar apariencia de legalidad», apuntan. Las hermanas denuncian que «se ha puesto en riesgo el patrimonio riquísimo del palacio y también a las personas, porque se ha juntado mucha gente en una casa señorial que no reúne las condiciones. Estas actividades nunca han sido autorizadas por Patrimonio Histórico del Consell Insular de Mallorca, tal y como se apunta en el informe del Ayuntamiento».

También refieren que el mismo Montaner denunció el mal estado de la escalera del palacio, pero en algunos eventos los artistas que actuaban se han colocado sobre aquella estructura: «Ha sido usada como escenario». Por último, concluyen: «La mayoría de las actividades han sido denunciadas con carácter previo a su celebración y por parte del Ajuntament no se hizo nada por impedirla. De igual forma, no nos consta que se haya sancionado por su celebración».