La presidenta del GOB, Margalida Ramis, el día de la entrevista. | Jaume Morey

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Licenciada en Física por la UIB, Margalida Ramis nació en 1976, tres años después de la organización que ahora preside. Grupo de referencia del activismo ecológico y medioambiental en Balears, el GOB, que nació como entidad dedicada a la ornitología, cumplió 50 años en 2023. Está a punto de iniciar una nueva tapa, que incluye un cambio de local y que su archivo documental pase al Archivo de Mallorca. Ramis valora en esta entrevista la propuesta de sostenibilidad turística del Govern y cómo abordar la masificación. Desconfía pero tampoco evita críticas a la gestión de la izquierda en este ámbito.

Han terminado este mes de agosto con un vídeo sobre la velocidad de los barcos y lanchas en el mar.

—Es que es un auténtico disparate. Está saturado y no tienes capacidad de incidir. Hace falta un cambio urgente, una nueva normativa.

Es el colofón de un verano marcado por todo lo que tiene que ver con la saturación turística. ¿Cómo valora la propuesta que abrió el Govern a favor de un pacto por la sostenibilidad?

—Lo recibimos con interés pero también lo interpretamos como un giro táctico destinado, por un lado, a buscar titulares pero también relacionado con lo que veían que se les venía encima: las protestas que se iniciaron en Canarias y que luego se han ido extendiendo. Nos parece una propuesta poco articulada, tampoco está demasiado clara su metodología y viendo quién coordina el grupos de expertos podemos imaginar a qué conclusiones va a llegar.

¿Cuáles serán?

—Aquellas que incidan en la forma pero que no lleguen al fondo. No pondrán sobre la mesa el decrecimiento. Hemos tenido un modelo de especialización turística, modelo de nuestra economía, basado en la inversión y del que se han colgado luego todos los sectores.

¿Presentará el GOB propuestas a concretas a ese foro?

—Tenemos pendiente una reunión entre islas. Nosotros estamos presentes en tres de los doce grupos, que por cierto, es el Govern quien decide en qué grupos tenemos que participar. Los que nos han propuesto son los de medio natural, sostenibilidad ambiental y transporte. Nos han pedido que presentemos un DAFO pero, ya digo, a nivel metodológico se nos plantean muchas dudas. También que cada una de las mesas de trabajo la coordine un director general. No veo que sea un proceso para una legislatura, si no tendría presupuesto. Al final querrán seguir priorizando las inversiones por encima de todo, habrá algún acuerdo sobre la digitalización, se hablará de sostenibilidad, de colaboración, de diversificación y se apostará por el elitismo en turismo.

¿Y eso es malo?

—¿Turismo para elites? Es un peligro enorme. Basta mirar a Eivissa, dedicada al turismo de lujo. Eso no reduce plazas y se vuelve en contra de todo lo demás. Se encarecen precios y no se arregla nada. Ese no es el camino.

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La primera protesta contra la masificación de este año no la organizó el GOB. Fue del Banc del Temps de Sencelles y se centró en la falta de vivienda.

—Fueron muy hábiles, con una campaña previa muy acertada. Conectaron con un amplio sector que se ha dado cuenta de que se le está excluyendo de un proyecto de vida. Es muy importante la cuestión de la vivienda, es algo muy próximo que nos toca a todos. Iba a celebrarse una asamblea de entidades para una convocatoria unitaria pero salieron antes y se centraron en la vivienda. Acertaron con su planteamiento, que las casas de los pueblos se están vendiendo por motivos especulativos y que no hay dónde vivir. Fue muy bien esa convocatoria y la gente se movilizó.

Si las casas se compran y se especula es porque alguien vende. Y son de Mallorca.

—Claro, lo mismo que ocurre con el alquiler vacacional. Hay quien vende o alquila por necesidad y quien lo hace para especular. Falta una mirada de largo recorrido.

Más allá del turismo, ¿cómo valora la gestión del Govern del PP?

—La situación es tremenda. Sólo el decreto Prohens, el de simplificación administrativa, revela a las claras su intención, que ya dejó entrever en su discurso de investidura. Un guiño a las políticas más liberales, a la propiedad privada, a que todo se mueve con el dinero. Todo, todo lo ligaba a esa supuesta libertad y al dejar hacer. También en cuestiones de vivienda. Es cierto que, aprovechando lo que no se hizo ocho años, dio un giro turístico y anunció diálogo.

¿No hubo diálogo con los gobiernos de izquierda en Balears para definir la política turística?

—No, no hubo diálogo. La ley de Turismo se presentó en Madrid, en un feria turística, se había precocinado con el sector pero no con el GOB ni con otras entidades. Nos enteramos cuando se presentó en Madrid. Pedimos ver a Iago Negueruela (conseller de Turisme del anterior Govern) y fuimos muy críticos con él. Tampoco nos escucharon con el ITS  y no hubo mucho entendimiento con el tema de la gestión de costas. No hubo diálogo en turismo. Se podía haber hecho de otro modo, se hizo con las propuestas después de la COVID.

Sí se aprobó la ley que impulsó el GOB para el bienestar de las futuras generaciones.

—Eso llegó al final de la legislatura. Fue un guiño. Es una ley buena y el hecho de que se aceptara es un buen ejemplo de que se puede llegar a acuerdos cuando hay voluntad. Fue un gesto de complicidad.

Pasados 25 años del primer Govern de izquierdas, el ex president Antich todavía recuerda que el GOB le levantó en vísperas de las elecciones un muro frente al Consolat con el lema 'Pacte de Regrés'. Y dice que se enfadó, que no era justo.

—No, no lo ha olvidado. Pero la izquierda no perdió las elecciones por una acción simbólica del GOB, no tenemos tanto poder. La izquierda pierde elecciones por sus políticas y a veces le cuesta asumir sus responsabilidad.

¿Electoralmente a la derecha se le perdona más?

—El electorado de derechas es más disciplinado. La derecha es más homogénea, Vox es una derivada del PP. La izquierda es más plural y su electorado exige a los gobiernos más coherencia.

El GOB cumplió 50 años en 2023. Es cierto que ha protagonizado momentos clave de la historia pero han surgido otras iniciativas, incluso críticas. ¿Todavía tiene futuro?

—Sí, tiene futuro y está muy reforzado. Hay una junta directiva que tiene muchos proyectos. Nuestra trayectoria es larga pero tenemos retos, mucho trabajo y generamos ilusión. Tenemos un papel que jugar. Es cierto que el día a día te marca. No hemos cerrado un asunto y ya hay otro. Estamos hablando de turismo pero también estamos viendo qué pasa con el decreto Prohens, con el de simplificación administrativa; está el alquiler vacacional; la construcción en rústico; el proyecto para ampliar el puerto. Nos ocupamos del día a día pero también hemos hecho un proceso de reflexión estratégica. Fue una de las primeras decisiones de la ejecutiva, definir bien una estrategia sin perder de vista todo lo que hemos conseguido y lo que todavía tenemos pendiente.

¿Y el objetivo?

—Canalizar bien nuestras energías, no perdernos en proyectos sin definir. Al GOB le queda mucha vida y mucho trabajo. Estoy satisfecha de esta etapa del GOB que hemos iniciado y vamos por el buen camino. Esta directiva es plural, nuestra historia es larga. También estamos revisando nuestro archivo. En un tiempo tendremos que dejar esta sede. Tenemos un archivo de prensa, documentos, carteles de cincuenta años. Hemos llegado a un acuerdo con el Archivo Histórico de Mallorca. Estamos ordenando carpetas y luego las pasaremos al archivo. Eso permitirá que todo el material se pueda digitalizar. También sabemos qué hacer ya con los libros. Irán a la Biblioteca de la Sociedad de Historia Natural. En realidad es un poco como la vuelta a los orígenes. Los jóvenes que fundaron el GOB salían de allí.

¿Ya tienen fecha para dejar la sede?

—No queda mucho pero todavía no hay una fecha concreta. Ya informaremos. De cualquier modo, ya digo que el trabajo es mucho, y también la ilusión.

¿Esa nueva sede no será como la primera que yo recuerdo, que era un palacete en el centro de Palma?

—No. En esa sede yo no llegue a estar nunca.

¿Ha estado de vacaciones este verano?, ¿acaso ha ido a un lugar masificado o ha colaborado en la masificación?

—Me he quedado en Mallorca, yo vivo en Inca, que no es un lugar masificado en verano, y de ahí puedes moverte y encontrar lugares donde disfrutar que, obviamente, no contaré. Todo depende de cómo te organices y de las horas que elijas para