Manifestación. El 14 de junio, más de 300 personas, la mayoría de ellas exalumnos de Montesión, se manifestaron frente a la iglesia del colegio, en el casco antiguo de Palma, para mostrar su apoyo a los jesuitas que iban a ser ‘desterrados’. | Jaume Morey

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Con el traslado este jueves de los religiosos Norberto Alcover y Bernardí Seguí se ha completado el ‘destierro’ de los diez jesuitas de Palma y la comunidad abandona Mallorca tras cinco siglos. Todos los ancianos han sido reubicados en centros de Madrid, Valencia y Barcelona. Solo tres de ellos –Miguel Garau, Nicolau Pons y Jaime Mairata– han sido acogidos por franciscanos en la Porciúncula y han podido seguir viviendo en la Isla.

Desde la Cofradía del Silencio de Nuestra Señora de Montesión se ha remitido un comunicado, firmado por su presidente, Felio Bauzá, en el que valoran el traslado: «Con ocasión de la última salida escalonada de jesuitas y cierre definitivo de la Comunidad de Montesión, la Cofradía del Silencio de Nuestra Señora de Montesión expresa ante todo su gratitud personal a todos los jesuitas, sacerdotes y hermanos coadjutores, que han servido en Montesión y que han contribuido al apostolado de la Compañía de Jesús con sus iniciativas y pedagogía, todo ello con fortaleza de ánimo y sacrificio personal: gracias a todos los que hemos tenido la suerte de conocer y gracias a todos aquellos que les han precedido».

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El comunicado añade que: «Lamentamos profundamente la decisión de extinguir la comunidad de jesuitas, eliminar la docencia del colegio jesuita más antiguo del mundo, abandonar el santuario de San Alonso Rodríguez y ceder el inmueble por un período de setenta años, después del cual toda la historia de Montesión –en sus distintas dimensiones, apostólica, educativa y de patrimonio histórico– habrá quedado desnaturalizada. Consideramos que ninguna de estas decisiones alberga una justificación objetiva».

Bauzá agrega que: «Manifestamos nuestro temor, fundado, a un Montesión sin jesuitas. En los últimos diez años ningún jesuita ha estado en la dirección del colegio. Es comprensible por la falta de vocaciones, si bien el balance de la misión compartida en Mallorca es desafortunado. Pese a la valía del profesorado, la calidad docente ha disminuido sensiblemente, fruto de la implantación de un sistema metodológico muy deficiente. La pastoral también es manifiestamente mejorable, sin que este sea el medio para entrar en detalles. El Silencio ha insistido todos estos años en la necesidad de que los jesuitas de Montesión se implicaran en la actividad pastoral del Colegio, sin éxito. Nos preocupa el futuro inmediato en el nuevo contexto, aunque tenemos esperanzas fundadas en el nuevo director general, de solvencia contrastada».

Por último, la nota apunta a que «somos conscientes de las dificultades que atraviesa la Compañía de Jesús, principalmente en Europa, y en cualquier caso seguiremos fieles a nuestro compromiso de amor y servicio con ella. Pedimos a Dios que oriente sus decisiones hacia el acierto y le agradecemos la oportunidad de habernos formado con y entre jesuitas». Bauzá finaliza el escrito recordando que el caso fue desvelado en exclusiva por Ultima Hora: «También hay que agradecer al periódico que en 2022, en manifiesta soledad e incomprensión generalizada, fuera el único medio que advirtió la realidad anunciada por parte de El Silencio».

El apunte

Dificultades en la Compañía de Jesús

La Cofradía del Silencio señaló este jueves en un comunicado que: «Somos conscientes de las dificultades que atraviesa la Compañía de Jesús, principalmente en Europa, y en cualquier caso seguiremos fieles a nuestro compromiso de amor y servicio con ella. Pedimos a Dios que oriente sus decisiones hacia el acierto».