En Bilbao, donde se encontraba el portavoz batasuno Arnaldo Otegi,
los agentes sacaron por la fuerza a varios cargos públicos y no
tuvieron más remedio que cortar las cadenas de algunos militantes
que se habían atado a los balcones de la sede portando pancartas
amenazantes contra el PNV y profiriendo insultos de «asesinos» a
los policías.
Para proceder al desalojo, la Ertzaintza llevó cinco furgonetas
y siete coches oficiales a una sede en la que un centenar de
concentrados emitía gritos de «PNV español», «El pueblo no lo
perdonará», «Independencia» y «Democracia para Euskal Herria». Ante
la actitud violenta de los manifestantes que impedía la entrada de
los agentes a la sede bilbaína, la Ertzaintza cargó mientras
escuchaba amenazas del tipo «Vosotros también sois fascistas y
pagareis lo que habeis hecho».
Entre los encadenados se podía ver a los miembros de la Mesa
Nacional Ibon Arbulu y Eusebio Lasa, los concejales Arantza
Urkaregi y Marta Pérez Etxeandia, así como los junteros Jon Fano y
Txema Piko. La policía los desencadenó ante sus gritos de 'Batasuna
adelante' y, cuando salieron, los concentrados irrumpieron en
aplausos y cantaron el 'Eusko gudariak' (canción de los gudaris
vascos). Durante la carga resultó herido un delegado del sindicato
LAB. Una ambulancia le trasladó a un centro sanitario al sufrir
dificultades respiratorias. Al parecer, el herido sufrió el golpe
de uno de los agentes y se cayó de espaldas sobre un bordillo, lo
que le produjo la falta de respiración.
En Vitoria, los agentes también tuvieron que cargar con material
antidisturbios contra los manifestantes concentrados. Los problemas
comenzaron cuando uno de los militantes de Batasuna inició una
discusión con un agente que llevaba una placa metálica del tamaño
de una puerta para clausurar el local. Entre los manifestantes se
escuchaban gritos en contra de la Ertzaintza como 'Ertzaintza
Espainaren morroia' (Ertzaintza esclava de España). De la sede
salió el parlamentario Antton Morcillo que acompañó a los
manifestantes ya disueltos a la Plaza Lovaina de Vitoria para
llevar a cabo una asamblea. A la salida, aseguró que durante los
enfrentamientos dos personas resultaron heridas. En San Sebastián,
los incidentes también fueron protagonistas del cierre del local
después de que varios manifestantes volcaran contenedores en la
calle, a lo que la Policía respondió con pelotas de goma.
Estos hechos se producen para hacer efectivo el auto del juez de
la Audiencia Nacional Baltasar Garzón dictado el lunes que ordena
el desalojo de los locales y de las personas que estén en las
mismas y dificulten la acción policial. La clausura de los locales
de Batasuna por parte de las Fuerzas de Seguridad se produjo
después de que el magistrado de la Audiencia Nacional, al tener
noticia de que simpatizantes de la coalición se estaban
concentrando en su interior para intentar evitar su cierre, dictara
un nuevo auto en el que ordenó la entrada en los locales y el
desalojo que quienes estuviesen allí. En esta resolución, Garzón
recordaba que la orden judicial «es ejecutiva y debe llevarse a
cabo en los términos que marca la misma» y añadía que las Fuerzas
de Seguridad deberían proceder «a adoptar las medidas necesarias
para que se haga efectiva (...), incluido el desalojo del lugar
correspondiente».
Horas antes, el portavoz del Gobierno Vasco, Josu Jon Imaz,
aseguró hoy que en Euskadi aún no ha sido ejecutado el auto del
juez Baltasar Garzón que ordena el cese de actividades de Batasuna,
«no tanto por una cuestión de interpretación», sino por los
«recursos materiales y humanos necesarios para llevarlo a cabo».
Imaz anunció, no obstante, que la «Ertzaintza cumplirá la ley» y
explicó que la Policía vasca «estaba en aquellos momentos en
contacto con la Audiencia Nacional para establecer la manera más
adecuada de cumplir este auto complejo».
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