La última remesa de cartas de extorsión que ha mandado la banda
terrorista ETA revela el poco conocimiento que tiene de las
capacidades financieras de sus destinatarios. Los etarras llegan a
pedir cantidades de hasta 200.000 euros a empresas con muy baja
facturación, e incluso ha remitido cartas a directivos que ya no
trabajan en las empresas a las que ETA ha enviado las misivas.
Según fuentes de la lucha antiterrorista, ETA comenzó su nueva
campaña de extorsión en septiembre, aunque el envío de cartas se
prolongó hasta la pasada semana. Fueron unas 200 misivas, todas
ellas dirigidas a empresarios y directivos vascos y navarras a
quienes piden entre 20.000 y 200.000 euros, pero que evidencian un
gran nivel de desconocimiento en ETA de sus objetivos.
Baja facturación
La banda terrorista exige las cantidades más elevadas de dinero a
empresarios con sociedades de escaso volumen de facturación. Pero
también han remitido cartas a directivos que ya no trabajan en las
empresas a las que se exige el pago. Esto demuestra, según las
mismas fuentes, no sólo el desconocimiento de la realidad de estas
empresas, sino también que ETA no se ha preocupado de actualizar
los datos relativos a los destinatarios de su extorsión.
Las fuerzas de seguridad entienden estos datos como una muestra
de la desorganización por la que atraviesa la banda terrorista, así
como la necesidad de recabar fondos de forma inmediata después de
los últimos golpes jurídicos y policiales que ha recibido el
entramado etarra.
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