El candidato a presidente de la Generalitat por el PSC, Pasqual Maragall, estrecha la mano del candidato de CiU, Artur Mas, en presencia de Jordi Pujol.

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El candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat, Pasqual Maragall, garantizó ayer en su discurso de investidura el compromiso de reformar el Estatut y la financiación desde el consenso, y defendió «una nueva relación con España» basada en propuestas «claras y compartidas» y no en «mercantilismos».

El líder socialista prometió «un cambio de estilo» en la forma de gobernar, «sin mirar atrás con ira o resentimiento» y se dirigió implícitamente a CiU para pedirle que desde la oposición no alimente el resentimiento porque, pese a ser una «gasolina política útil», es «un peligro que no nos podemos permitir».

Durante una hora y media aproximadamente Maragall resumió el acuerdo «catalanista y de izquierdas» suscrito ayer entre PSC, ERC e ICV-EUiA e hizo un llamamiento a los diputados del PPC para que «traten de conseguir que su partido adopte (desde el Gobierno) posiciones más reflexivas y menos agresivas» en materia de autogobierno porque, en caso contrario, pronosticó que «el drama está servido».

Maragall, que inició su discurso del debate de investidura con duras críticas a la etapa de gobierno de CiU, proclamó que con la entrada del tripartito de izquierdas «se ha acabado el tiempo en que había quien se atrevía a repartir patentes de catalanidad». Tras expresar que la «lección» de Jordi Pujol durante sus 23 años de gobierno ha sido «haberse mantenido firme durante un periodo enormemente convulso y confuso», añadió que «acabamos de pasar unos meses en los que no sólo se ha abusado del poder, por parte de unos cuantos, en beneficio propio».