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ETA había previsto una Nochebuena trágica que gracias a la labor policial se frustró. La banda terrorista tenía previstos tres atentados. Un primero en la estación de tren de Chamartín, en Madrid, donde pretendía hacer estallar más de 50 kilos de explosivos. Otro artefacto hizo explosión antes de tiempo sin causar víctimas en la línea férrea Zaragoza-Alsasua, además de tener previsto la colocación de otra bomba en una vía de tren de Teruel, a su paso por Alcañiz. La policía detuvo a los dos etarras autores de los hechos, Gorka Loran Lafourcade y Garikoitz Arruarte.

El ministro del Interior, Àngel Acebes describió la «macabra actuación» de los terroristas: atentar «el día de Nochebuena en una estación como Chamartín, llena de viajeros». Además, incidió en que la policía evitó que llegasen a subirse al tren las dos maletas, como tenían previsto los terroristas.

ETA intentó el día 24 hacer estallar más de 50 kilos de explosivos en la estación madrileña de Chamartín colocando dos maletas-bomba en un tren que partió de San Sebastián por la mañana. La policía detuvo a los dos miembros del comando encargado del atentado y desactivó, al paso del tren por Burgos, la maleta-bomba que uno de ellos logró introducir en el tren.

La operación comenzó el martes cuando la policía dio el alto en San Sebastián, en plena calle, a Gorka Arraurte Santa Cruz, que en ese momento lleva una maleta en la que transportaba 28 kilos de tytadine, entre tres y cuatro kilos de cordón detonante para ampliar los efectos de la explosión y un temporizador.

Sin embargo, el hallazgo clave que produjo la alarma en los agentes fue un billete de tren. Arraurte también iba armado con una pistola. El billete de Arraurte servía para viajar en tren desde San Sebastián a Madrid. Partiría alrededor de las ocho y media de la mañana y llegaría a Madrid a las 15.12 horas. Su detención permitió conocer que otro terrorista, Gorka Loran Lafourcade, había logrado colocar en ese mismo tren otra maleta con más de veinte kilos de explosivos y un temporizador para que el artefacto hiciese explosión a las 15:55 horas.

Ni siquiera se atrevió a viajar con los explosivos. Dejó la maleta en el espacio reservado en los vagones para el equipaje, encima de las cabezas de los pasajeros, y volvió a bajar. El tiempo corría en contra de los agentes, que detuvieron el tren en Burgos e hicieron bajar a los pasajeros.

El primer artefacto estalló antes de tiempo por un fallo en el temporizador. Los etarras detenidos lo habían colocado en el kilómetro 33 de la vía férrea Zaragoza-Alsasua, y explotó a las 09.20 horas de la mañana del martes, provocando sólo daños materiales. El siguiente artefacto, estaba colocado en la vía férrea de Teruel a su paso por Alcañiz. La policía no había detectado la bomba hasta que uno de los dos etarras confesó el lugar donde estaba colocada, aunque no hizo explosión.

Ambos artefactos estaban destinados a volver a atemorizar a la población apenas unas horas después del que debía haber sido su 'gran golpe', el atentado de la estación de tren de Chamartín, que ETA había previsto para las cuatro de la tarde del día de Nochebuena.