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El juez de la Audiencia Nacional Guillermo Ruiz Polanco ordenó ayer el ingreso en prisión incondicional de los presuntos etarras Gorka Loran y Garikoitz Arruarte, a los que imputa 180 delitos de tentativa de asesinato, tantos como pasajeros iban en el tren en el que querían colocar más de 50 kilos de explosivos.

Esta última, localizada con la ayuda del propio Arruarte, que dibujó un croquis del lugar en el que había sido escondido el artefacto y acompañó a los miembros de la Fuerzas de Seguridad que lo buscaban, había sido programada para hacer explosión a las seis de la tarde del próximo miércoles, el día de Nochevieja.

Según informaron fuentes jurídicas, además del atentado contra el Intercity San Sebastián-Madrid, previsto para las 15.55 horas del día de Nochebuena, a los detenidos se les imputa la colocación de la bomba que estalló la tarde anterior junto a la vía férrea en Pedrola (Zaragoza), aunque estaba preparada para explotar a las 18.00 horas del día 24, y de la que fue hallada en Samper de Calanda (Teruel).

El magistrado, que además de las tentativas de asesinato imputa a los detenidos los delitos de pertenencia a banda armada, terrorismo, depósito de armas de guerra y tenencia de explosivos, ha dictado asimismo órdenes de busca y captura contra Josu Oiaga y Ane Biurraren Zubiarrain, dos presuntos colaboradores de los anteriores que se encuentran huidos.

Aunque Loran y Arruarte se negaron a declarar ante el juez, de sus manifestaciones ante la policía se desprende que Biurraren les prestó el vehículo, con el que trasladaron los explosivos que varios miembros «liberados» de ETA les facilitaron en octubre, y que Oiaga les dejó el garaje para ocultarlos a la espera de colocarlos en el tren.