Así quedó de manifiesto en las intervenciones que en la conferencia
de prensa tuvieron el presidente de la Generalitat catalana y el
vicepresidente segundo del Gobierno, Javier Arenas, presente en la
entrevista, que duró una hora y media.
Tras destacar que, no obstante, de la entrevista «no se pueden
esperar grandes resultados a corto plazo», constató las «evidentes
discrepancias» que mantiene con Aznar en la concepción del Estado,
aunque ambos coincidieron en asegurar que «España ha vivido sus
mejores 25 años de Historia».
El primero en dar cuenta del desarrollo de la reunión fue
Maragall, quien aseguró que esta entrevista «marca un hito
importante» en las relaciones de Catalunya con el Estado pese a que
las «discrepancias son notorias», y agregó que «existe un deseo de
encontrar soluciones a estos problemas», al tiempo que resaltó que
el encuentro «supone un buen final para un mal principio».
Sin embargo, Maragall recordó que la posición del Gobierno y del
PP no es favorable a la modificación de la Constitución, del
Estatuto y del Senado «sobre la base de que a España le ha ido bien
estos años» y agregó que «el peligro está en el exceso de cambios,
pero a veces es más grave la falta de cambios o el exceso de
conservadurismo, en el sentido de congelar la situación
actual».
Tras expresar su preocupación porque el Gobierno «dilate,
bloquee o no tome en consideración» la reforma del Estatut catalán,
indicó que le ha transmitido a Aznar su interés en que el PP de
Catalunya «se sienta implicado» en la nueva configuración de esta
norma.
La financiación autonómica fue otro de los temas abordados,
asunto en el que Maragall aseguró que su comunidad «debe contribuir
y contribuirá a la solidaridad entre los pueblos».
Además, pidió a Aznar un «esfuerzo para hacerse con la
pluralidad lingüística de España como una riqueza y no como un
estorbo». Maragall garantizó que su Gobierno no es «radical» y que
hará propuestas «para España».
Por su parte, Arenas dijo que la reunión fue «muy correcta»
aunque evidenció las «discrepancias» existentes y que las
explicaciones de Maragall no tranquilizaron sobre sus intenciones
futuras.
Señaló que Maragall explicó que la consulta que podría plantear
a los catalanes sobre la reforma del Estatuto en caso de dilaciones
en su tramitación no tendría que ser un referéndum, sino que podría
llevarse a cabo por otros «vehículos sociales».
Sin embargo, Arenas dijo que eso no «tranquiliza» porque la
lealtad institucional exige el respeto a las competencias de
todos.
Preguntado por la posibilidad de que la reunión haya servido
para que Maragall convenciera de que no está al frente de un
Gobierno radical, Arenas dijo que lo más importante no son las
palabras, sino los hechos, «y los pactos que sustentan al actual
Gobierno catalán con ERC sigue planteando «problemas».
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