Aznar y Rajoy, durante el acto celebrado ayer en Madrid en la sede de la FAES, la fundación del PP.

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El ex presidente del Gobierno Felipe González se pronunció ayer por primera vez sobre el proyecto de Estatut de Catalunya, subrayando que la unidad de España no está en peligro por la reforma, por lo que reclamó a la clase política responsabilidad y sosiego para evitar enfrentamientos entre comunidades autónomas y para no crispar los estados de ánimo de los ciudadanos. Mientras, otro ex presidente del Gobierno, José María Aznar, también opinó sobre la reforma y, siguiendo la escalada de la crispación, aseguró la estrategia más correcta a seguir contra «el Estatut de la división» es la que ha tomado el líder del PP, Mariano Rajoy.

«La pregunta que me han hecho y he eludido hasta ahora es si me gustaba el Estatut. No me parece bueno, por tanto, no me gusta». Así rompió González su silencio respecto a la reforma estatutaria catalana, tras lo que subrayó que, ante todo, es una propuesta y que debe pasar «lógicamente» por el trámite institucional de las Cortes Generales. También hizo hincapié en que la unidad de España no está en peligro, «lo que puede estar en riesgo es una vertebración eficiente del espacio público que compartimos», pero sólo «si se hace mal».

En todo caso, González hizo una llamada a la calma pidiendo «por favor, la confrontación con descalificaciones» entre comunidades, pues los líderes políticos «tienen una enorme responsabilidad sobre los estados de ánimo de los ciudadanos».

Por otro lado, otro parlamentario con un amplio bagaje en política, el secretario general de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, apeló al «amor del PP por España» para exigir al partido de Rajoy que dejen de echar «gasolina al fuego», pues el mejor servicio que le pueden hacer al país es emplear todas sus fuerzas «en el debate democrático», en lugar «de engañar a la opinión pública».