Varias personas observan el avance de las llamas en Chandebrito. | Reuters

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La comunidad autónoma gallega mantiene su lucha incansable contra el fuego, propagado en 146 incendios desde el viernes, con 5.000 personas que se resisten a un avance inexorable de las llamas, que ya han segado cuatro vidas.

Vecinos, equipos municipales, brigadas de la Xunta, integrantes del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente y miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME) están desplegados por toda la geografía de la comunidad para combatir una actividad incendiaria homicida sin duda intencionada, según ha explicado el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.

En total son catorce los incendios forestales que tienen decretada la situación dos, de riesgo real para la población, tras sumar uno en la parroquia de Aro, en Negreira (A Coruña), pasada la medianoche.

La comunidad gallega acumula 31 incendios forestales entre los que suman más de veinte hectáreas y están en situación dos, además de los múltiples focos más pequeños que afectan a infinidad de municipios y que hacen llegar cenizas incluso a las viviendas del centro de A Coruña.

Todo esto mientras Portugal está desbordado tras batir su récord de incendios, con más de trescientos, y las llamas saltan el río Miño para prender los montes gallegos, donde han ardido más de 4.000 hectáreas desde el jueves.

Los puntos más peligrosos son aquellos que tienen activada la alerta de riesgo para la población, tanta que ya ha habido dos víctimas mortales en Nigrán (Pontevedra), cuando viajaban en una furgoneta que ha sido pasto de las llamas que empezaron en la parroquia de Parada.

El tercer fallecido de la ola de incendios es una persona de edad avanzada que se dirigía a abrir la puerta a los animales que se encontraban en un cobertizo cuando fue alcanzado por las llamas en la localidad orensana de Carballeda de Avia.

La cuarta víctima ha sido un septuagenario que ha caído desde una altura elevada cuando, subido a un muro, colaboraba en la extinción de las llamas en la parroquia viguesa de San Andrés de Comesaña.

Lugo tiene en alerta por riesgo para la población los fuegos de Noceda y Donís, en Cervantes, en plena reserva de la biosfera de Os Ancares, donde los vecinos temen perder sus viviendas y dicen estar «rodeados» por las llamas mientras denuncian que faltan medios.

En Ourense viven la situación dos un incendio en San Cristovo de Cea, en Oseira, por proximidad a Pieles; otro en Baños de Molgas, en Betán, por cercanía a Nevoeiro; un tercero en Chandrexa de Queixa, en Chaveán, por proximidad a Vilamaior, en el municipio vecino de Castro Caldelas; el cuarto en Paderne de Allariz, en la parroquia de Cantoña; y el último en Lobios, en Araúxo.

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En Pontevedra hay cinco incendios en situación dos, con el de Ponteareas, que empezó en Padróns, como más importante tras extenderse a los municipios de Redondela, Soutomaior y Pazos de Borbén -donde está el riesgo en Nespereira-, con 1.500 hectáreas de superficie.

Los fuegos de Salvaterra de Miño, en Pesqueiras, cercano a Castelo; Gondomar, en Morgadáns, próximo a este mismo núcleo; As Neves, parroquia homónima, junto a Paredes; y Baiona, en Baíñas, cercano a esta población; también están en situación de riesgo real para la población.

Al margen de todos estos incendios, los equipos de extinción trabajan para acabar con las llamas en Boiro (A Coruña), en Cures; y en Samos (Lugo), parroquia de Renche; Friol, en Xía; Triacastela, parroquia homónima; y Antas de Ulla, en Areas.

Arden también Vilar de Barrio (Ourense), donde el fuego ha empezado en Rebordechau y se ha extendido al término municipal de Montederramo; y Piñor, en Coiras.

Permanecen estabilizados los incendios de Paradela (Lugo), parroquia homónima; y Vilariño de Conso (Ourense), en la parroquia de Chaguazoso.

Están controlados los fuegos de O Saviñao (Lugo), en Ribas de Miño; Chantada, en Esmeriz; Vilardevós (Ourense), Vilariño de Conso, en Sabuguido y Castiñeira; Vilamarín, parroquia homónima; Chandrexa de Queixa, en Queixa; y Lobios, con dos en Río Caldo.

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ha explicado que la comunidad autónoma gallega se encuentra en una «situación compleja» porque coincide una «actividad incendiaria homicida», una «sequía persistente» y un descontrol en incendios en el norte de Portugal que, por primera vez, «saltan el Miño».

Ha tildado hoy de «crítica» la situación que vive Galicia por los numerosos incendios forestales y ha recordado que las vidas importan más que los bienes.

La conselleira del Medio Rural de la Xunta, Ángeles Vázquez, ha reconocido que «las circunstancias llega un momento que sobrepasan» a los medios de extinción; el vicepresidente Alfonso Rueda ha afirmado que «nadie va a quedar impune» tras la investigación y el titular de Sanidad, Jesús Vázquez Almuíña, ha llamado a abandonar domicilios en caso de duda y buscar un lugar seguro.

El delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, ha instado a la población a que «haga caso a cualquier indicación» que den los servicios de emergencias, la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Unidad Militar de Emergencias (UME) y que «nadie actúe por su cuenta».

El rey Felipe VI ha transmitido su preocupación y solidaridad, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha mostrado su pésame con las muertes, y los grupos de la oposición han acusado a la Xunta de falta de prevención.