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La ocupación de la vía pública por parte de las terrazas, necesaria para que muchos hosteleros y restauradores de Palma puedan subsistir, supone en algunos casos un problema de convivencia para los vecinos.

Las terrazas que ocupan parte del espacio destinado al aparcamiento se han revelado indispensables en muchos casos, máxime ante un nuevo cierre de los interiores de bares, cafeterías y restaurantes, ante el cambio de tendencia en los contagios de coronavirus en Mallorca. No obstante, en barrios en los que ya de por sí resulta algo complicado estacionar el vehículo, generan quebraderos de cabeza.

Uno de estos barrios es Pere Garau, y con respecto a esta realidad la comunidad Flipau amb Pere Garau en Facebook ha realizado una publicación pidiendo seny y «equilibrio» a los empresarios.

Una vecina ha reaccionado a este petición comentando que «el equilibrio con el vecindario sería liberar el espacio público de coches», una opinión en consonancia con el proyecto del Ajuntament de Palma de peatonalizar la calle Nuredduna. «En este caso», añade, «si no hay terraza hay coches aparcados y el espacio público queda igualmente privatizado. Sus coches también quitan espacio a la gente y los derechos adquiridos que pensáis tener para ser conductores (aparcar ante vuestra casa, ocupar las calles indiscriminadamente, soltar vuestras máquinas donde os dé la gana ...) no se sostienen por ningún lado».

Otra ciudadana, al hilo de lo expuesto, considera que «es vergonzoso. Me parece fantástico que en horario laboral los locales de restauración dispongan de más espacio ahora que no pueden utilizar todo el interior. Pero me parece un despropósito que al terminar el horario de terrazas, incluso cuando cierran, imposibiliten aparcar a los vecinos con el problema de aparcamiento que tenemos. Se deberían haber habilitado algún tipo de vados laborales. Nadie podría aparcar mientras tengan derecho a montar mesas fuera, y todo el mundo podría aparcar cuando no hagan uso».