Vivas, con la bandera LGTBI que cuelga en Flassaders. | M. À. Cañellas

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La regidora de Justícia Social, Feminisme y LGTBI, Sonia Vivas, (Podemos) se acaba de casar y ahora solo quiere cumplir con la misión que le llevó a Cort y decir adiós.

¿Deja la política? ¿Por qué?

—Sí, he tomado la decisión de no presentarme en ninguna lista ni ocupar ningún cargo político más, me quedan dos años en política. Es una decisión personal pues cuando llegué a la política ya llevaba una lucha de muchos años y creo que en los dos que me quedan voy a lograr la misión que me propuse: duplicar la partida económica del servicio de atención a las víctimas de violencia machista y tener en Palma unos servicios punta de lanza a nivel estatal. No tengo ningún tipo de deseo de medrar dentro de la política ni de trepar ni de ascender ni de encabezar nada, para mí cuatro años está bien. La política no debería ser una profesión pues en el momento en que la entiendes así hay cosas que ya no haces, por no hacer enemigos, y empiezas a maniobrar para permanecer tú por encima de tu misión. Quiero dejar claro que hace tiempo que una parte de las bases me piden que me presente a Secretaría General de Podemos y también me llamó Alberto Rodríguez, el ‘rastas', de parte de Pablo Iglesias para pedirme que forme parte del Consejo Ciudadano Estatal (CCE) del partido, pero no me voy a presentar a ningún cargo, ahora me parece el momento oportuno de comunicarlo porque los partidos se están reorganizando.

¿La política le ha decepcionado?

—No estoy decepcionada de la política, pero sí considero que actualmente se hace poca política en España y ésta se ha convertido en un espacio violento y agresivo, se han perdido el respeto y las formas. La política es el arte de convencer con el relato, pero eso ahora mismo no existe, vivimos un momento histórico en el que no se está haciendo política.

¿Ha contribuido al clima la llegada de Vox a las instituciones?

—Ha contribuido a que se esté dando por válido un discurso de odio como si fuera una opinión más. Pero han ayudado otros muchos factores, Vox no es el único culpable porque siempre ha estado dentro del seno del PP.

¿Volverá a la Policía Local donde tiene plaza?

—Que va (risas), hay que seguir hacia adelante. Tengo mi plaza fija pero ya veré lo que hago, de momento alargaré mi excedencia y en algún momento tendré que tomar una decisión.

¿Entonces qué tiene previsto hacer dentro de dos años?

—Siempre me he dedicado a la lucha contra la violencia machista y probablemente será lo que siga haciendo, de otra manera y en otro ámbito, le damos demasiada importancia a los políticos. Quiero hacer algo que me haga feliz, quizá trabajar para alguna entidad o montar yo una entidad, le estoy dando mil vueltas.

¿Seguirá dentro de Podemos?

—Probablemente, no tengo ningún problema ni ningún desencanto con el espacio político, aunque es verdad que la salida de Pablo Iglesias ha sido un mazazo, ninguno lo esperábamos.

De qué compañeros del equipo de gobierno se llevará un buen recuerdo o una buena relación

—De José Hila, al que le he comunicado mi decisión personalmente. Es un hombre muy calmado y siempre se ha portado muy bien conmigo, aunque estamos en espacios políticos diferentes le tengo mucho cariño, es un buen hombre. También de Rodrigo Romero, es buen compañero, se ha portado muy bien conmigo y me ha apoyado, y de Angélica Pastor, que me ha entendido muy bien cuando yo he cuestionado algunas decisiones de su área y me ha demostrado que me aprecia.

¿Y alguno de la oposición?

—De Mercedes Celeste y Eva Pomar, las portavoces del PP y Cs respectivamente. Celeste es una buena mujer y también me ha tratado siempre con mucho cariño aunque hemos discrepado muchísimo. En los plenos se me ha dicho de todo, feminazi, demonio rojo... pero ella nunca me ha faltado al respeto. Pomar también es una buena persona y se ha portado siempre muy bien conmigo.