Las mujeres del barrio han prestado su voz y su memoria a este proyecto para que Son Forteza no se olvide. | ARQUITECTIVES

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La vía de cintura atraviesa Son Forteza, una barriada que está cercada por Son Oliva, els Hostalets y Can Capes. El barrio sale de su silencio habitual y ahora sus mujeres toman la voz cantante gracias a Cartografies emocionals, que a su vez se desglosa ahora en el proyecto Son Fortesa amb ulls de dona, un paseo por los recuerdos de las vecinas del barrio.

«La idea de este proyecto es ir ampliándolo por barrios. Empezamos con Cala Major, luego hicimos Pere Garau y ahora hemos hecho Son Forteza. La idea es dentro de este año continuar con Secar de la Real, por petición de una vecina del barrio, y Son Gotleu», cuenta Cristina Llorente, de Arquitectives. Son Forteza se asienta en las antiguas tierras de la possessió del mismo nombre, que perteneció a los Zaforteza. En 1927 se empezó a urbanizar por la parte de els Hostalets y las casas originales fueron derribadas en 1994. Ahora Son Forteza pelea para que la voz de sus mujeres, la memoria del barrio, sea escuchado.

Así, Cati recuerda que llegó en 1968, cuando todo era campo, y jugaba en la calle hasta las cinco de la tarde, cuando la sirena de La Fertilizadora anunciaba el fin de la jornada laboral. En el caso de Cande, compraba leche y yogures en tarro de cristal en la lechería de Ca’n Pere Antoni y Catalina Sastre cambió el campo por este barrio, que se inundaba.

Tranvía

Otra vecina del barrio, Margarita, recuerda el pasado fabril de Son Forteza: la fábrica de grifos Buades, la factoría de baldosas, la fábrica de chocolate Rosselló, la plantación de algodón, la carnicería Ca na Maria. Margarita recuerda cómo llegaba al barrio en el desaparecido tranvía. Cande, Margalida y Cati son tres de las veinte mujeres que han participado en el proyecto que permite descubrir la importancia de las mujeres en la construcción de las ciudades.   

«Había una lechería y una carnicería. Comprabas dejando a deber y luego pagabas. Éramos como una familia», dice Joana Maria Sastre. A través de talleres, marchas exploratorias e instalaciones artísticas, Arquitectives ha recogido sus inquietudes, necesidades y recuerdos de sus vecinas. Sus relatos se recogen en una exposición abierta por las calles del barrio, que puede recorrerse con un mapa y un código QR. En el proyecto han participado el Ajuntament de Palma y Esment.