TW
0
LUIS PLANAS «Cuando llueve la gente busca refugio en los bares pero los comercios necesitamos que los visitantes puedan pasear tranquilamente por las calles». Así resumía ayer Joan Mulet, propietario de una tienda de piel, la impresión generalizada de los comerciantes de Inca sobre el balance del Dijous Bo. Mientras que los propietarios de bares y restaurantes aseguran que la jornada del jueves fue excelente en cuanto a ocupación y recaudación, la mayoría de comercios sí notaron un descenso en el número de visitantes y de ventas. «En cuanto a ventas fue prácticamente como un jueves del mercado habitual», aseguró la dependienta de un comercio de la calle Bisbe Llompart.

Los restauradores y comerciantes consultados ayer sí coincidieron en señalar que, teniendo en cuenta el mal tiempo, el Dijous Bo demostró ser una feria con un reclamo espectacular en toda Mallorca. «La gente no tuvo miedo de la lluvia y se acercó hasta Inca. Aquí tuvimos todas las mesas llenas desde primera hora de la mañana hasta después de comer», explicó Antònia Gual, del celler Can Ripoll. El presidente de la Asociación de Comerciantes de Inca, Josep Nicolau, también destacó la gran afluencia de público a pesar de la climatología.

Nicolau considera que a partir de la tarde sí se echaron en falta visitantes y quizá fue este el motivo que restó ventas a los comerciantes. «Los bares y restaurantes hacen grandes recaudaciones durante la noche del miércoles y por la mañana del jueves, mientras que los comercios esperan a la gente que llega a partir del mediodía». El presidente de los comerciantes considera sin embargo que «a pesar de las adversidades la mayoría de asociados con los que he hablado me han dicho que su balance es positivo y creo que después de todo el Dijous Bo ha salido reforzado tras esta edición».