«Cuando llueve la gente busca refugio en los bares pero los
comercios necesitamos que los visitantes puedan pasear
tranquilamente por las calles». Así resumía ayer Joan Mulet,
propietario de una tienda de piel, la impresión generalizada de los
comerciantes de Inca sobre el balance del Dijous Bo. Mientras que
los propietarios de bares y restaurantes aseguran que la jornada
del jueves fue excelente en cuanto a ocupación y recaudación, la
mayoría de comercios sí notaron un descenso en el número de
visitantes y de ventas. «En cuanto a ventas fue prácticamente como
un jueves del mercado habitual», aseguró la dependienta de un
comercio de la calle Bisbe Llompart.
Los restauradores y comerciantes consultados ayer sí
coincidieron en señalar que, teniendo en cuenta el mal tiempo, el
Dijous Bo demostró ser una feria con un reclamo espectacular en
toda Mallorca. «La gente no tuvo miedo de la lluvia y se acercó
hasta Inca. Aquí tuvimos todas las mesas llenas desde primera hora
de la mañana hasta después de comer», explicó Antònia Gual, del
celler Can Ripoll. El presidente de la Asociación de Comerciantes
de Inca, Josep Nicolau, también destacó la gran afluencia de
público a pesar de la climatología.
Nicolau considera que a partir de la tarde sí se echaron en
falta visitantes y quizá fue este el motivo que restó ventas a los
comerciantes. «Los bares y restaurantes hacen grandes recaudaciones
durante la noche del miércoles y por la mañana del jueves, mientras
que los comercios esperan a la gente que llega a partir del
mediodía». El presidente de los comerciantes considera sin embargo
que «a pesar de las adversidades la mayoría de asociados con los
que he hablado me han dicho que su balance es positivo y creo que
después de todo el Dijous Bo ha salido reforzado tras esta
edición».
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