El primer y cuarto novillo de la tarde fueron para Enrique
Guillem, que saltó a la plaza con traje azul marino y oro. En su
primera aparición consiguió corta una oreja con una faena que
encandiló al respetable y culminó con una gran estocada. En su
segundo novillo no consiguió no tuvo suerte con el acero y realizó
cuatro intententos para despachar a su enemigo.
El jienense Alberto Lamela se encargó del segundo y quinto
novillo de la tarde. Saltó a albero de la Macarena vestido de
blanco y oro. En el primer de su lote no logró cuajar una buena
faena, aunque el respetable supo, con una ovación, reconocer el
mérito y las ganas que puso. En cambio, en su segundo ejemplar
realizó un agran faena que cerró con una gran estocada. El público
lo premió con dos orejas.
El tercero en aparecer en la arena de Felanitx fue la joven
promesa mallorquina Jesús López, que ataviado de grana y oro se
convirtió al final de la noche en el gran triunfador del
festejo.
A su primer novillo le cortó un apéndide tras entrar a matar en
dos ocasiones y ante el segundo de su lote logró cuajar una fanea
profunda, de temple y armonía que puso al público en pie. Al final
se le concedieron dos orejas y el rabo máximo trofeo en el mundo
taurino. El palmesano se convirtió en el gran triunfador de la
noche. A la ovación le siguió la vuelta al ruedo del joven
novillero a hombros del público.
Fue una jornada de Sant Agustí con un buen espectáculo taurino
marcada sobre todo por el buen faenar de un joven que hizo las
delicias del público.
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