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LL.G./M.J. Vecinos del camino de Rocafort afectados por la nueva línea de alta tensión entre Bunyola y Sóller, de 66.000 voltios, han expresado su alarma al haber constatado que el proyecto para enterrar la parte de esta línea que transcurre sobre la zona habitada tendrá un efecto colateral sumamente importante sobre diversas fincas rústicas y zonas naturales de esta parte del valle situada en las estribaciones del Teix.

El hecho es que desde hace unos años una plataforma ciudadana reclamaba que esta línea fuera enteramente subterránea a partir de su entrada en la zona habitada de Sóller, reivindicación que finalmente ha atendido el Gobierno central aprobando recientemente un proyecto de obras complementarias de sa Costera por valor de 13 millones de euros que, entre otras actuaciones, contempla esta obra.

El problema es que, consultando el proyecto, algunos vecinos afectados por el paso de la línea han advertido que a partir del punto en que esta pasa a ser subterránea se debe crear una nueva infraestructura de torres a través de varias fincas aisladas, olivares, pinar y encinar, un aspecto que había pasado inadvertido hasta ahora. Estos vecinos se han mobilizado y ya se han entrevistado con el alcalde, Guillem Bernat, y tienen previsto hacerlo en breve con el delegado del Gobierno, Ramon Socias. Su reinvindicación es aparentemente simple: que el soterramiento empieze unos 300 metros más arriba del punto escogido a fin de evitar la instalación de torretas suplementarias evitando de esta forma un nuevo impacto ambiental sobre una zona de gran valor paisagístico.