La intensa riada del 9 de octubre de 2018 dejó un paisaje desolador en el Llevant de Mallorca. Infraestructuras públicas y propiedades privadas fueron arrasadas por la tromba de agua y la respuesta de vecinos y administraciones públicas fue inmediata para poder devolver la normalidad a los municipios.
Después de limpiar las casas y pueblos de los restos de barro, las administraciones se pusieron mano a la obra para mejorar las instalaciones públicas. Las obras fueron rápidas para recuperar carreteras, instalaciones deportivas o infraestructuras públicas que fueron gravemente dañadas. Se registraron daños materiales por valor de 90 millones de euros.
El Ajuntament de Sant Llorenç, el más afectado por la riada de hace un año, ha ejecutado un total de 14 proyectos de recuperación. Entre ellos cabe destacar la restauración del campo de fútbol de Sant Llorenç, que quedó totalmente impracticable; la zona deportiva de Son Carrió; la recuperación del paseo marítimo de s'Illot o la adecuación de un gran número de caminos rurales de todo el municipio. También se ha construido un nuevo colector de agua potable y residual desde Sant Llorenç hasta sa Coma y dos estaciones de bombeo. Todos estos proyectos han tenido un coste de 12 millones de euros que ha abonado el Ajuntament a la espera de recibir las ayudas de los órganos supramunicipales.
Según explicó el alcalde, Mateu Puigròs, solo el Govern balear ha ingresado los 2,5 millones de euros de subvenciones. Tanto el Consell de Mallorca (que tiene que ingresar otros 2,5 millones) como el Gobierno central (que ha comprometido 5,5 millones con el municipio) aún no han hecho efectivo el ingreso de las ayudas. El dinero que sí ha llegado de Madrid son 178.000 euros que se han otorgado a Sant Llorenç para el pago de las facturas pendientes correspondientes a las obras de emergencias que se ejecutaron en los 10 días posteriores a la torrentada.
Además de las obras, el Ajuntament de Sant Llorenç también ha adquirido 7.000 metros cuadrados de solares urbanos y tiene la previsión de adquirir 4.000 metros cuadrados más para minimizar los daños en caso de una nueva riada.
Hace unos meses se constituyó la Associació d'Afectats de la Torrentada integrada por unos 200 vecinos. Su objetivo es velar para que se tomen las medidas preventivas necesarias.
En una reciente reunión se debatieron una serie de cuestiones que giran entorno a esta prevención. La vicepresidenta de la asociación, Bàrbara Servera, explicó que «lo que pedimos al Ajuntament es que si hay obras ilegales se haga un seguimiento. La modificación de las normas subsidiarias es necesaria para actuar, por esto instamos a las administraciones a acelerar los trámites».
Por otra parte, también desde la asociación piden que «se tenga en cuenta el informe del profesor Grimalt que identificó los puntos negros. No nos cansaremos de insistir para que se tomen medidas», explica.
Pero no solo Sant Llorenç resultó afectado por la gran tromba de agua. En el caso de Manacor, la playa de s'Illot aún no está en las mejores condiciones y Demarcación de Costas ya ha avisado al Ajuntament de que no dispone de partida presupuestaria la playa hasta que no se forme gobierno en Madrid. El mismo Ajuntament se ha puesto al frente para eliminar los restos que aún quedan en el mar. En la playa de Canyamel, en el municipio de Capdepera, también se tuvo que regenerar la arena, que se perdió durante el temporal del pasado octubre.
Artà fue otro de los municipios que sufrió y padeció la riada. Además del puente que une la localidad con la carretera de Can Picafort y que fue totalmente arrasado, el municipio también sufrió graves daños en varias instalaciones deportivas y algunas carreteras.
De hecho, el Consell tuvo que actuar hasta en 21 tramos de vías en los cinco municipios afectados (Sant Llorenç, Artà, Son Servera, Capdepera y Manacor). Las actuaciones consistieron en reforzar el firme de las calzadas y las estructuras de las carreteras, así como de limpieza y colocación de nuevas señales de tráfico e iluminación. El Consell de Mallorca invirtió 23,5 millones en las obras de emergencia, 11,7 de los cuáles aún tienen que llegar desde el Gobierno central.
Mientras no llegan estas subvenciones, las instituciones siguen trabajando en la redacción de proyectos que ayuden a paliar los efectos de una nueva torrentada. Puigròs entregó varios proyectos a la presidenta del Consell, Catalina Cladera, valorados en 1,2 millones de euros. Se trata de mejorar los puentes urbanos y aumentar hasta un 300 % la capacidad de evacuación del agua en la variante hacia Son Servera.
Puente desmontable
El puente ubicado en la entrada de la carretera de Artà a Alcúdia (Ma-12) quedó totalmente arrasado con el temporal. Mientras duraban las obras de reparación se levantó un puente militar desmontable que se instaló por parte del Ejército de Tierra en unas 24 horas. Participaron 56 soldados, 30 procedentes del Regimiento de Pontoneros y Especialidades número 12 de Zaragoza, un refuerzo de 15 militares de la Sección de Zapadores de la Comandancia General de Baleares y 11 del regimiento Palma 47. Gracias a esta infraestructura provisional se pudo restablecer la circulación y evitar un desvío largo. Se trata de una carretera muy circulada. Además, sale a diario transporte escolar. El mismo puente se utilizó ya en los años 90 en Alcúdia.
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