El prior, Marià Gastalver (derecha) y el sacerdote Toni Burguera, durante su confinamiento en el santuario. | Lola Olmo

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La reapertura, este lunes, de la basílica de Lluc marcará una nueva etapa en cuanto al modo de relacionarse en el lugar de culto más visitado de Mallorca, que adoptará nuevas medidas de distanciamiento social y de higiene, en cumplimiento de las directrices para la lucha contra la pandemia de COVID-19. Pero con la reanudación gradual de sus distintas actividades tras más de dos meses cerrado al público, comienza también una nueva etapa en la gestión del Santuario.

El nuevo equipo gestor nombrado por el obispo Sebastià Taltavull el verano pasado tiene ya sus propios planes para dar un nuevo impulso al Santuario. Estos se basan en tres pilares: la ecología, un concepto de espiritualidad más abierto y la solidaridad. El prior de Lluc, Marià Gastalver, y el sacerdote Toni Burguera, que han pasado todas estas semanas de confinamiento en un Lluc vacío, explican que su referente en cuanto a la sostenibilidad es el monasterio de Poblet, en Catalunya, que en 2007 inició su reconversión hacia un estilo de vida ecológico y sostenible. Lluc cuenta desde hace años con placas solares y una caldera de biomasa, medidas de ahorro energético que se quieren aumentar.

Más ecología y convivencias

Esta reconversión ecológica incluye a la hospedería, que invitará a los huéspedes a hacer un consumo responsable de los recursos. «El santuario tiene que ser pionero en ecología y ejercer una función educativa», señalan. Los primeros pasos ya se están dando en colaboración con la delegada de Ecología del Bisbat, Margalida Oliver, y un grupo de voluntarios que han comenzado a acondicionar el Jardí Botànic.

En septiembre, tras la despedida de los Missioners dels Sagrats Cors que habían dirigido Lluc durante 128 años, Gastalver, Burguera y el diácono Toni Moreno, comenzaron a trabajar en el proyecto. «Queremos ser un referente de sostenibilidad, nuestro sueño es que Lluc llegue a ser autosuficiente; también que sea un espejo de la acción solidaria de la Iglesia, incorporando a Cáritas y Manos Unidas en las actividades que se desarrollen aquí», señala el prior.

LLUC: El prior Marià Gastalver y el sacerdote Toni Burguera quieren convertir Lluc en un Santuario sostenible. fotos Lola Olmo

El casal de Can Josep será rehabilitado para celebrar convivencias.

Otro de los objetivos del Santuario es fomentar la peregrinación de distintos colectivos, especialmente los jóvenes, coincidiendo con la incorporación de la Escolania de Lluc a la red de Escuelas Diocesanas. Para ello, se prevé rehabilitar el antiguo casal de Can Josep, un edificio situado junto al campo de fútbol del santuario, que en el pasado acogía convivencias y que lleva años cerrado. «Contar con este espacio nos permitirá poner en valor la Escolania, que Mallorca sepa que cualquier persona de cualquier condición social puede ser Blauet si tiene aptitudes para la música», apunta Gastalver. La idea es recuperar Can Josep como espacio para intercambios con las otras escuelas diocesanas y con coros de otros países, convivencias, campamentos y actividades que promuevan «un estilo de vida ecológico, de austeridad y de aprendizaje vital», añade.

El sacerdote Toni Burguera apunta que también reforzarán las peregrinaciones a Lluc de distintos colectivos (clubs, asociaciones, etc), una actividad que se ha visto interrumpido por la crisis sanitaria. «Lluc tiene que ser un lugar en el que experimentar la acogida, distintas maneras de rezar, ofertando alternativas como el jardín botánico, perfecto para una espiritualidad de carácter más meditativo».