Varias decenas de miles de devotos se reunieron ayer ante el
santuario del Padre Pío en la localidad italiana de San Giovanni
Rotondo, al sureste del país, para presenciar, gracias a cinco
pantallas gigantes, la beatificación en Roma del monje capuchino de
los estigmas, que hizo pensar en un ensayo general de lo que Roma
puede esperar para el Jubileo del año 2000.
La beatificación del Padre Pío, muerto en 1968 a la edad de 81
años al término de una vida marcada por milagros y curaciones
extraordinarias, se transformó en un verdadero fenómeno mediático
en Italia más allá de cualquier previsión. Actualmente hay en
Italia 1.800 asociaciones del Padre Pío.
Para contener a la multitud, que desbordaba las calles y
callejuelas próximas al santuario, pero también los campos de esta
localidad de las Pullas de 21.000 habitantes, unos 600 policías,
carabineros y voluntarios fueron movilizados.
En las otras ciudades italianas, incluida Milán, los alcaldes
tuvieron que instalar pantallas gigantes ante la insistencia de
miles de «fedelissimi», los seguidores del Padre Pío. El sábado, un
avión de turismo privado sobrevoló Roma arrastrando una pancarta en
la que podía leerse «Padre Pío os bendice». Por su parte, en la
capital italiana, una marea de fieles ocupaba la Plaza de San Pedro
mientras otras decenas de miles devotos seguían la ceremonia en
pantallas gigantes en el pórtico de San Juan de Letrán.
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