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OTR/PRESS-OVIEDO El escritor de origen judío George Steiner (París, 1929) ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, que se falló ayer en Oviedo. El jurado destacó del crítico y humanista su extensa y variada obra que ha iluminado aspectos esenciales de la cultura. La candidatura de Steiner fue presentada por Enrique Ybarrra, vicepresidente del Grupo Correo y competía con la del filósofo Fernando Savater, la periodista argelina Salima Ghezali, el académico Lázaro Carreter y el dibujante Antonio Mingote.

El fallo del jurado, que fue leído por su presidente, Manuel Olivencia, reconoce la importancia de la obra del autor por representar una «síntesis armónica de tendencias contrapuestas» en la visión del mundo que hace pensar en la «posibilidad de un entendimiento» por encima de «diferencias accidentales». También hace hincapié en el análisis que Steiner realiza «críticamente de la repercusión que las humanidades y la creación artística y el conocimiento científico tienen en la configuración del espíritu humano», como heredero de varias lenguas y culturas.

Steiner, que nació en París en 1929, pertenecía a una familia judía vienesa que se había establecido en la capital francesa huyendo de las tropas nazis. En 1940 se exiliaron a Estados Unidos y posteriormente a Inglaterra. Cursó sus estudios de Literatura, Matemáticas y Física en Chicago y Harvard. Posteriormente se doctoró en Literatura y Filosofía en Oxford. Su papel como crítico literario fue uno de los aspectos que más valoró el jurado a la hora de concederle el galardón. Escribió en la revista 'The New York Yorker' y posteriormente en el diario 'The New York Times'. Realizó también trabajos, entre 1952 y 1951 en 'The Economist'.

Debutó como narrador en 1964 con 'Anno Domini', aunque su obra más relevante está marcada por su carácter ensayista. Entre sus trabajos más conocidos desaca 'Antígonas', 'La muerte de la tragedia', 'Después de Babel' o 'Martín Heidegger'. En sus trabajos, Steiner ha planteado un interrogante como es la responsabilidad del crítico literario que él mismo define como «maestro de lecturas».