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PEDRO PRIETO El día después ha sido más tranquilo que el día D. Mientras los padres de Joaquín J. Martínez descansaban en el hotel de Tampa en el que han estado hospedados durante el proceso de su hijo, a la espera de que éste saliera de Orient Road, Manuel Jaén Palacios desayunaba en Antena 3 y Manolo Cámara alucinaba respondiendo a llamadas de periodistas que le llovían de todas partes, «pues regreso de Estados Unidos, doy una rueda de prensa sobre lo que hemos hecho y apenas tienen repercusión en los medios, sin embargo, liberan a Joaquín y no hago más que contestar a colegas tuyos». Ni que decir tiene que tanto Jaén como Cámara se alegran infinitamente de la suerte de nuestro compatriota. «Desde el primer día "nos dijo" intuía que iba a ser declarado no culpable».

Cámara recuerda que casos como éste sigue habiendo varios en las cárceles de Estados Unidos, «donde la pena capital es para los sin capital, lo que llena los corredores de la muerte de negros, chicanos y pobres, que sin capital alguno y con un abogado de oficio tienen que enfrentarse a un fiscal que cuenta con todos los medios. Tampoco hay derecho el precio que tiene la Justicia. A Joaquín la revisión del juicio le ha costado cien millones y respecto a los otros dos españoles en su misma situación, al vasco Pablo Ibar le quieren cobrar ciento cincuenta. En cuanto al trato que les dan es infrahumano. Esposados de pies, cintura y manos y el canario Julio Mora, encima, en silla de ruedas».

Manolo Cámara, junto con otros senadores españoles, ha estado en Tampa visitando a los tres españoles presos en cárceles norteamericanas, dos de ellos condenados a la pena capital, manifestándose en contra de la pena de muerte y entrevistándose con sociedades que tienen que ver con la lucha contra las ejecuciones, con el director general de instituciones penitenciarias y con el fiscal general de la Florida.