El día después ha sido más tranquilo que el día D. Mientras los
padres de Joaquín J. Martínez descansaban en el hotel de Tampa en
el que han estado hospedados durante el proceso de su hijo, a la
espera de que éste saliera de Orient Road, Manuel Jaén Palacios
desayunaba en Antena 3 y Manolo Cámara alucinaba respondiendo a
llamadas de periodistas que le llovían de todas partes, «pues
regreso de Estados Unidos, doy una rueda de prensa sobre lo que
hemos hecho y apenas tienen repercusión en los medios, sin embargo,
liberan a Joaquín y no hago más que contestar a colegas tuyos». Ni
que decir tiene que tanto Jaén como Cámara se alegran infinitamente
de la suerte de nuestro compatriota. «Desde el primer día "nos
dijo" intuía que iba a ser declarado no culpable».
Cámara recuerda que casos como éste sigue habiendo varios en las
cárceles de Estados Unidos, «donde la pena capital es para los sin
capital, lo que llena los corredores de la muerte de negros,
chicanos y pobres, que sin capital alguno y con un abogado de
oficio tienen que enfrentarse a un fiscal que cuenta con todos los
medios. Tampoco hay derecho el precio que tiene la Justicia. A
Joaquín la revisión del juicio le ha costado cien millones y
respecto a los otros dos españoles en su misma situación, al vasco
Pablo Ibar le quieren cobrar ciento cincuenta. En cuanto al trato
que les dan es infrahumano. Esposados de pies, cintura y manos y el
canario Julio Mora, encima, en silla de ruedas».
Manolo Cámara, junto con otros senadores españoles, ha estado en
Tampa visitando a los tres españoles presos en cárceles
norteamericanas, dos de ellos condenados a la pena capital,
manifestándose en contra de la pena de muerte y entrevistándose con
sociedades que tienen que ver con la lucha contra las ejecuciones,
con el director general de instituciones penitenciarias y con el
fiscal general de la Florida.
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