Imagen tomada en la frontera entre Macedonia y Grecia; el virus se propaga por Europa.

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El médico jefe del Ministerio de Sanidad británico Liam Donaldson alertó ayer de que el virus de la gripe aviar podría causar al menos 50.000 muertes en Reino Unido.

Donaldson indicó que el desarrollo de una vacuna debía convertirse en la prioridad si se quiere evitar una pandemia. «Hay dos medidas importantes a tomar, a parte de estar bien informados, y traer el virus a un laboratorio para comenzar a buscar la vacuna», puntualizó.

Donaldson explicó que la gripe por sí sola ya mata a 12.000 personas cada años en el país, cifra que podría quintuplicarse si al gripe aviar, detectada ya en Asia, Rusia, Turquía y Rumanía, consigue mutar y expandirse entre los humanos.

«Si el virus muta también podría ocurrir que las vacunas existentes no funciones, por lo que habría que desarrollar algunas nuevas», explicó Donaldson. Además «la gente no tiene inmunidad natural al virus porque nunca ha estado presente anteriormente», declaró a la BBC.

«En segundo lugar es importante desarrollar los antivirales, que no curan la gripe, pero reducen sus efectos durante las primeras 24 o 48 horas, lo que evita muchas muertes», aseguró el médico jefe. Sin embargo, Donaldson señaló que existen pocos posibilidades de que el virus golpee Reino Unido este año.

Por otra parte, el antiviral Tamiflu, recomendado por la Organización Mundial de la Salud para luchar contra una posible expansión entre humanos de la gripe aviar, se agota en las farmacias de los países donde se vende en vísperas de que la farmacéutica suiza presente sus resultados económicos del tercer trimestre.

Junto al Relenza (fabricado por GlaxoSmithKline), el Tamiflu es el único medicamento que se comercializa para luchar contra la gripe aviar, aunque no está garantizada su eficacia en el caso de que la enfermedad se transmita entre personas.