Mallorquines disfrutan de conocer algunos rincones de Mallorca. | Julián Aguirre

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La cueva marítima des Coloms, conocida popularmente como la cueva del Pirata, porque dicen que solían ir los contrabandistas, se convierte en todo un atractivo para familias, amigos y gente que apuesta por una aventura sin riesgo. El lugar, frecuentado en su mayoría por turistas extranjeros, es visitado, en los últimos meses y debido a la COVID-19, por mallorquines ávidos de descubrir Mallorca.

Jaume Nicolau, propietario del centro de buceo Skualo, es quien ofrece esta experiencia, además de otras actividades, desde hace 25 años, «este año queríamos celebrar el aniversario, pero festejaremos que tenemos salud. Ya habrá tiempo para fiestas». Al llegar al centro, ubicado en Porto Cristo, nos facilitan los trajes de neopreno y subimos a las embarcaciones semirrígidas.

Salimos navegando desde el puerto natural de Porto Cristo y ponemos rumbo a la zona sur, calas vírgenes hasta sa Cova des Coloms, o cueva del Pirata. El acceso es muy sencillo, las lanchas se acercan prácticamente hasta la entrada, allí nos lanzamos al agua y en pocas brazadas llegamos a la entrada. Con la ayuda de un monitor, tan sólo tenemos que sumergir la cabeza y entramos en la cueva y llegamos a la sala de la playa, «las corrientes del mar han introducido arena, convirtiendo la primera sala en una playa, y ya podemos apreciar un entorno rodeado de estalactitas y estalagmitas», nos explican los monitores.

Son las 11 de la mañana, y la excursión tiene una duración aproximada de dos horas. Ramón Vidal, director del Palau de Congressos de Palma, acude con sus dos hijas, Natalia y Marta, de 13 y 15 años respectivamente , quienes coinciden en que «nunca habíamos practicado espeleología marina y ha sido genial». También nos encontramos con Cristina Alemany, su hijo, Luca Fernández (11 años), y el padrino de éste, Bernardo Gómez, quien se confiesa un apasionado del buceo. El pequeño describe la experiencia como «increíble me ha gustado mucho». Otros hermanos, Mar y Julián Aguirre, 17 y 13 años respectivamente, se apuntan a repetir la aventura.