El próximo mes de noviembre se cumplirán 50 años desde que dos jóvenes emprendedores mallorquines decidieron unir su destino profesional para, tras una experiencia adquirida junto a Tomeu Palou, un maestro local en el arte de la alta peluquería masculina, establecerse por su cuenta.
A finales de 1968, Joan Flaquer y Xesc Nigorra encontraron un local adecuado para comenzar su ‘aventura', que incluía la, para ellos, indispensable ayuda de un banco para acometerla. Tras unos meses de trabajos de decoración e instalación, dos años después, de forma oficial, abrieron sus salones en la primera planta de un edificio situado en la Plaça de l'Olivar.
Como quiera que, en esos años, no era muy frecuente rotular en mallorquín el nombre de los establecimientos comerciales, acordaron una fórmula tan sencilla como utilizar simplemente sus nombres de pila. Y así quedó en ‘Joan i Xesc', completándolo como definición comercial la nada humilde frase de ‘Alta Peluquería Masculina'.
Los años jóvenes
«Hasta cumplir los 16 años –recuerda Xesc Nigorra (San Juan 1945)– yo había trabajado en una modesta barbería de mi pueblo cuando, tras comentarlo con mi familia, decidí trasladarme a Palma en busca de un empleo, dentro de la profesión, que me permitiera prosperar. Y no tuve la menor duda: quería aprender con el mejor, y el mejor, en esos momentos, era ‘Tomeu'. Me presenté en sus salones y me atendió un muchacho de mi misma edad con aires de ‘sabelotodo', pero con quien congenié de inmediato, y le pregunté si allí había trabajo para mi. Fríamente inquirió: ‘¿Cuánto quieres cobrar?'. Sin dudarlo respondí: ‘Nada. Sólo quiero aprender'».
Xesc sigue recordando que «Joan, que ese era el nombre del chico, se dirigió hacia el otro extremo de la peluquería, donde el dueño del negocio leía un periódico ajeno a nuestra conversación y le dijo: ‘Tomeu, este chico pregunta si puede trabajar aquí'. Sin levantar la mirada del diario, el aludido respondió: ‘¿Cuánto quie- re cobrar?'. ‘Dice que nada'. ‘Dile que empieza el lunes'. Dos años después recibí una felicitación del ‘jefe' y mi primera paga: 300 pesetas semanales».
Volar por libre
«Una serie de circunstancias ocurridas posteriormente nos llevaron a Joan y a mi a pensar en establecernos por nuestra cuenta. Algo que no preocupó lo más mínimo a Tomeu, sabedor de la fidelidad de sus clientela. Pero, para nuestra sorpresa, nada más abrir nuestra peluquería, tras una destacada campaña publicitaria en prensa, radio y soportes callejeros basados en el slogan ‘Joan y Xesc, dos hombres y un estilo', un importante número de amigos y clientes acudieron a nuestra llamada con todo lo que eso significó para nuestra satisfacción y tranquilidad: podríamos pagar al banco y a nuestros empleados».
En ese sentido añade Xesc que «preciso es reconocer que algo que marcó nuestra prosperidad y éxito fue la constante llegada a nuestra peluquería de artistas y músicos, tanto locales como nacionales, e incluso algunos extranjeros cuando tenían que actuar. Desde Los Javaloyas, Lorenzo Santamaria, Toni Frontiera, Los Beta, Mochi, y otros muchos grupos de la Isla, a estrellas de fama nacional como Camilo Sesto, los actores Paco Valladares, Vicente Parra, Xesc Forteza, etc., así como muchos de los más destacados políticos, empresarios y profesionales de los medios de comunicación y, para nuestra satisfacción y orgullo, don Juan Carlos y don Felipe, cuando nos requerían desde Marivent».
Los gloriosos 70
En los años 70, su popularidad los convirtió en ‘estrellas' de lo que se denominaba ‘corte de pelo esculpido a la navaja' y, posteriormente, fueron designados como ‘Primeros en España en graduación a tijera'. «Fuimos los primeros en desarrollarlo en España y, ciertamente, llamó la atención de destacadas personalidades. De ese aspecto, y por hablar a la perfección idiomas, se ocupaba Joan. Entre quienes solicitaron sus servicios, a quien conoció cuando visitó Mallorca, estaba el famoso actor Jack Hawkings, quien a su vez lo recomendó a otros colegas ingleses, por lo que mi socio se desplazaba con frecuencia a los londinenses estudios de Pinewood». El éxito propició la apertura de otro local. «Coincidió con la inauguración de Megasport. Joan se hizo cargo de esas instalaciones y yo permanecí en las del Olivar. «Todo se truncó cuando Joan falleció en 2003, solo tenía 58 años. Además de una gran persona era un inmejorable relaciones públicas y, sobre todo, un gran innovador en la profesión. Siempre le recordaré». En 2010, Xesc se retiró. «Cumplidos los 65 convine que era tiempo de dedicarme más a la familia, a mí mismo… y a un pequeño huerto que tengo en Vilafranca».
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