La moneda recuperada por Zach Moore, cuyo padre, Bill Moore, formó parte del equipo que descubrió el galeón hundido en 1622 por un huracán junto a otros siete barcos españoles, tiene un valor de unos 98.000 dólares (alrededor de 83.260 euros al cambio actual) y es la número 121 de las recuperadas en ese pecio.
Ha sido hallada a solo 76 centímetros de profundidad, según la empresa, que no dio más detalles. El anterior hallazgo de una moneda de oro del Nuestra Señora de Atocha ocurrió en 2001, según Mel Fisher's Treasures.
Mel Fisher's Treasures cuenta con dos museos en Florida, uno en Cayo Hueso, donde de muestran parte de los tesoros del galeón hundido en 1622, y otro en Sebastian, localidad de la Costa del Tesoro, así llamada por su cercanía con el lugar del naufragio de once barcos españoles en 1715, también por un huracán.
El Museo Marítimo Mel Fisher de Cayo Hueso está preparando una gran muestra para conmemorar en 2022 el 400 aniversario del naufragio de Santa María de Atocha.
La nueva exhibición se centrará en las personas que navegaron en los galeones naufragados, quiénes eran y cómo vivían, según ha declarado en una entrevista con Efe hace unos meses Corey Malcolm, director de arqueología del Legado Marítimo Mel Fisher.
En total, cerca de un millar de piezas, muchas de ellas objetos de la vida cotidiana, se expondrán por primera vez con motivo de los 400 años del naufragio de estos siete barcos que se hundieron cargados de plata, perlas, oro y esmeraldas.
Entre las piezas más raras que se expondrán hay una serie de vasijas incas plateadas, extraídas del pecio del Atocha.
Fisher y su equipo de cazatesoros descubrieron el pecio del Santa Margarita en 1980 y en 1985 el del Nuestra Señora de Atocha.
Ambos galeones formaban parte de la Flota de Tierra Firme, que había zarpado de La Habana con destino a España cargada de riquezas del nuevo mundo y fue sorprendida por un huracán frente a la costa de los Cayos de Florida en 1622.
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La rareza de la moneda confirma que el metal de plata constituía lo esenc ial de la minería en América, sobre todo en Potosí, lo que dio lugar, en el siglo XVIII, a un ciclo o edad de plata en el mundo entero. En contra de un tópico, nos llevamos (o robamos) mucha más plata que oro de América.