Han sido más de medio centenar de periodistas y, como dijo García-Planas, «todos diferentes», con su propia voz, pero «todos reporteros» y con la idea de que «para captar los matices hay que ir a los sitios». «Es imposible captarlos desde internet», comentó García-Planas, quien ahondó en la «propia mirada» de cada uno de los premiados, en sus puntos de vista que hacen que los que los leen se acerquen un poquito más al cuadro completo de la realidad, pero sin poder llegar a componerlo.
Compañerismo
«Siempre hay que regresar», insistió, escuchado por sus colegas de profesión desplazados a Ucrania, donde se ha vivido un «compañerismo ejemplar», según aseguró. «Ese es el premio –agregó–, porque cuando en una situación difícil un compañero te da una chocolatina, tu crónica ya no será la misma, será mejor». Sus palabras fueron las de los periodistas que participaron en la ceremonia de entrega de premios, que fue clausurada con un vídeo de la vicepresidenta de la Comisión Europea agradeciendo su labor a estos reporteros. Hubo emoción en el acto y ese sentimiento tiene nombre, el de los abuelos de uno de los premiados, el compañero Alfonso Massoliver, de La Razón, que fueron los encargados de recoger y abrazar con orgullo el galardón de su nieto. El abuelo recibió el aplauso de todos los asistentes, que pudieron ver antes otro vídeo en el que los responsables de los diversos medios ensalzaron el perfil de sus periodistas, como el director de Información de la Agencia Efe, José Manuel Sanz, que recordado la «enorme preocupación» que se vivió en la agencia hasta que se pudo comprobar que la vida de sus enviados especiales a la guerra no corría peligro.
El apunte
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