Al volante del taxi, Abdul disfruta charlando con sus pasajeros. | Julián Aguirre

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Se llama Abdul Mukit (Bangladesh, 1995) y llegó a Mallorca en 2014 para trabajar como cocinero. Durante años ha trabajado en conocidos restaurantes de la Isla, hasta hace unos meses cuando decidió dar un giro a su vida profesional y sacarse el carnet de taxista. Ahora recorre la Isla disfrutando de su nueva etapa al volante de un taxi. De niño siempre quiso ser policía y destacó por ser buen estudiante, pero al llegar a la universidad decidió dedicarse a la administración. La oportunidad de venir a España y concretamente a Mallorca hizo que Abdul Mukit lo dejase todo, incluso a su mujer con la que se había casado un año antes en su país natal, para abrirse un mejor futuro en Palma. «La cocina siempre se me había dado bien, pues aprendí de mi madre y por lo que veía en Youtube. Aprendo rápido. Me gusta estudiar», comenta Abdul Mukit.

Su esposa se incorporó, un año después con Abdul en la Isla y comenzaron una nueva vida. Hasta el pasado mes de noviembre, este hindú de exquisita educación, ha trabajado junto a grandes chefs y equipos de cocina de restaurantes como el Puro Beach de Illetes o Buscando El Norte, entre otros. «En Puro Beach estuve con el chef David Carmona con quien aprendí mucho y siempre le estaré agradecido. Es una persona que apoya a la gente de su equipo. También estuve en un restaurante de cocina hindú en Portals pero un día me cansé del estrés que se vive en las cocinas y la gran cantidad de horas que pasas dentro. Yo no quería eso de cara al futuro. Además, me molesta mucho el olor a cerdo y decidí cambiar de profesión y disfrutar un poco de la vida».

Durante la pandemia, como muchos del sector de restauración se quedó sin trabajo y pese a no tener ingresos estuvo cocinando para los más necesitados. Cuando llegó a Mallorca no hablaba nada de español y actualmente estudia el A2 de catalán. Tampoco conducía, algo que al poco tiempo de vivir en la Isla no dudó en estudiar y sacarse el carnet de conducir. «Cuando algún pasajero entra en el taxi y me ve, primero se sorprende y luego me pregunta si hablo mallorquín». Abdul asegura que si uno quiere, estudia y le pone interés todo es posible pues para él, lo más difícil fue «aprenderse las calles de Palma, hoteles y hospitales, pero estudiando no hay problema».

En cocina también ha colaborado con asociaciones para los más necesitados

El taxi lo comparte con la dueña de la licencia. «Estoy muy feliz al volante. Me gusta hacer de chófer y charlar con la gente, tanto si son residentes como extranjeros que vienen de vacaciones». En su tiempo libre Abdul enciende los fogones de su casa y comienza a preparar algún plato típico de su tierra natal o recetas mallorquinas que ha aprendido. «España me ha dado la oportunidad de una buena vida y en Mallorca la gente es maravillosa. Ahora mi mujer y yo queremos disfrutar un poco, viajar y en un futuro formar una familia aquí, en Mallorca».