Reencuentro con Miguel Such
Antes que nada, destacaremos de ella tres cosas: sabe buscarse la vida –nació en el seno de una familia humilde, en una casita de madera, pero luchó por encontrar otros caminos que la llevaran a donde quería estar, pero sin olvidar sus orígenes–, su belleza –que a la vista está–, su largo currículo y la valentía de haber dejado ambientes cinematográficos colombianos, argentinos y mexicanos, donde era muy solicitada, para venirse a Mallorca ¡por amor! Y empezar desde aquí, prácticamente de nuevo, comenzando con los castings, como hace cualquier artista que quiere abrirse camino… Aunque, también aquí, va a escribir guiones, y tal vez una novela, porque temas para ello tiene más que suficientes.
En un momento de la conversación, le propusimos que hablara con una persona a la que, seguramente, no veía desde hacía tiempo. Ella, sin saber a quién nos referíamos, aceptó. Así que marcamos el teléfono, modo vídeo-conferencia, de Miguel Such, el de La mirada de Such, de Fibwi Televisión –un magnífico programa que aúna la entrevista del personaje invitado, el sábado pasado fue El Casta, con la gastronomía–, y… Pues que la sorpresa que se llevaron ambos fue indescriptible. Porque, ¡vaya que si se conocían! Y es que, como muchos de vosotros sabéis, Miguel estuvo durante cuatro años trabajando en canales de la televisión colombiana, con mucho éxito, y no menos audiencia, años en que María Nela era ya una reconocida actriz. ¿Que qué pasó? Pues que ambos quedaron en verse para recordar aquellos viejos tiempos y… Pues, quién sabe, igual para hablar de proyectos profesionales.
Y es que, como decimos, pese a su juventud, María Nela tiene una extensa lista de películas y obras de teatro en su haber –ver en Google su historial, ¡impresionante!, tanto en cine como en series de televisión– en las que ha trabajado, tanto en Colombia como, posteriormente, en Argentina y México.
Trayectoria
¿Que cómo comenzó todo? Pues habiéndose ido a vivir a Bogotá, e ingresando en una academia de modelos, «ahí me di cuenta de que quería dedicarme al espectáculo. Luego escribí un monólogo, me presenté a por una beca y la conseguí, lo cual me permitió entrar en el mundo de la interpretación. Entonces participé en el reality Señorita Bogotá, al que nos presentamos 450 candidatas, siendo elegidas ocho, entre ellas, yo. No lo gané, pero me quedé como virreina. Como a la ganadora la destituyeron por haberse hecho fotos en ropa interior, pensé que me iban a llamar a mí, pero no, ya que según ellos no cumplía con el concepto racial para representar a la capital. Es decir, me rechazaron por ser negra. Cosa parecida ya me había ocurrido antes, cuando intenté salir en la revista Novia, vestida de novia. Me dijeron que ellos no publicaban negras vestidas de novia porque las negras no se casaban. En todo caso, me propusieron salir como criada, a lo cual me negué. Bien, tras rechazarme por negra en Señorita Bogotá, trabajé en el Canal Capital, presentando el programa Fluye Bogotá. Por último, mi agencia, Stock Model, me propuso ir a trabajar a Argentina…. ¡Ah, bueno…! Hablando del color de mi piel, antes de participar en Señorita Bogotá tenía un novio que un día me dijo que tenía un problema. Le pregunté qué problema era, y me dijo que sus papás querían para su hijo una novia blanca… Naturalmente, acabamos la relación».
Una vez en Argentina, a donde llegó pensando que allí la mente era más abierta, «de la mano de un promotor, Gerardo Sofovich –recuerda–, estuve trabajando entre este país y Colombia, en teatro, como vedette, y en cine, haciendo 16 películas, entre ellas una para para Netflix, Corazón de León, junto a dos grandes actores, Manolo Cardona y Marlon Moreno, más 23 producciones para la televisión. En Argentina viví hasta 2016. Me fui tras cortar la relación con el que era mi novio, y me instalé en México, trabajando para Televisa y Tele Mundo».
En Mallorca está por amor
Nos dice que por entonces le escribía mucha gente desde diversos lugares del mundo, entre ellos el que hoy es su marido. «Y me escribe desde Mallorca, donde vive. Él, que por entonces tenía novia, quería que fuese la novia de un amigo suyo, mientras me contaba sus historias de amor, y… Pues que llegó la pandemia y, a raíz de un sueño que tuve, escribí un corto titulado La inquilina, cuya protagonista es negra. Entonces invité al escritor, y director, Bernardo Mota, a que lo realizara, tras lograr que una productora se interesara. Lo filmamos en México. Mientras tanto, sigo escribiéndome con el mallorquín, que un día se presenta en México para conocerme. Llegó con la mascarilla puesta…Y cuando le agarré de la mano, sentí una bonita sensación. Él regresó a Mallorca y yo me planteé el venirme a la Isla para estar con él, y ver, de paso, cómo me trataba su familia, sobre todo por ser negra. Así que me saqué un pasaje de turista, me fui al aeropuerto, chequeé y me senté a esperar a que nos llamaran… Pero me llaman solo a mí para decirme que no podía viajar puesto que en España, por la COVID, no admitían pasajeros del extranjero… Pero, tiempo después, logré volar, y una vez aquí, conocí a sus padres, que me acogieron muy bien, tanto es así que no los llamo suegros sino ‘papi-suegros'… Hicimos una ceremonia de boda, pero ahora queremos hacer una boda, pues tengo decidido quedarme a vivir aquí, a su lado…». Eso significa volver a empezar, pues en la Isla, para una actriz no hay las mismas oportunidades que de dónde viene, pero lo asume, «porque quiero vivir aquí, a su lado».
Mientras, está escribiendo un corto, «y me han pedido el guión para una película, de la Paramount, además del guión de La inquilina, con el que quieren hacer una película que dirigirá Bernardo Mota, el director de El señor de los cielos. Luego viajaré a Madrid, para hacer algún casting. Y mientras esté allí, a través de la gente del cine y del teatro que conozco en México y Colombia, trataré de contactar con gente de cine y teatro de acá, pues si he de empezar de nuevo, empiezo».
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Me recuerda la importancia de la brújula moral en nuestra travesía por la vida. Al igual que un faro guía a los barcos en la oscuridad, nuestros valores nos orientan en decisiones cruciales. Recientemente, en un evento benéfico, se cruzaron caminos donde la luz del faro parecía desvanecerse, y la elección de colaboraciones reflejó una brújula desorientada. Es esencial que, como sociedad, recalibremos constantemente nuestra dirección moral, especialmente cuando se trata de proteger la inocencia y el bienestar de los niños. Que el norte de nuestra brújula siempre apunte hacia la integridad y la verdad.