Imagen de los vecinos afectados por la plaga de palomas. | Click

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Vecinos de la calle Guillem Galmés, esquina con Fra Lluís Jaume Vallespir, están molestos con una vecina de la misma vía -del edificio que hace esquina-, porque de un tiempo a esta parte se dedica a echar bolas de comida a las palomas, atrayéndolas de tal manera que es poco menos que una invasión. Vamos, que ni Hitchcock, con Los pájaros.

Sigue dándoles comida

Uno de los afectados nos cuenta que la Policía Local le ha llamado la atención, «incluso la ha multado por ello… Pero como si nada, pues el problema sigue ahí, pero cada vez con más palomas».

Y sí. Así es. Las aceras están llenas de sus cagarrufas. Las monjas del colegio Jesús María han tenido que forrar con papel de aluminio los balcones, «pues se cagan en ellos», la vecina de una finca frente a la de la señalada nos muestra la casa, viendo que la pequeña piscina está llena de excrementos de las palomas, igual que los alrededores de la misma. «Por ello, ni me puedo bañar, ni estar aquí». En la azotea ocurre lo mismo, hay plumas y excrementos por doquier, «incluso, a veces, nos encontramos con restos de palomas, pues vienen las gaviotas, las cazan, se las comen, y lo que les sobra, lo sueltan. También las placas solares están repletas de sus porquerías».

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Imagen de las palomas sobre uno de los tejados. Foto: Click

Otro vecino cuenta que la mujer señalada por dar comida a las palomas «lo sigue haciendo, no solo lanzándola desde su balcón, y a veces arrojándola sobre otros tejados, sino que baja a la calle y la deja sobre la acera».

Otras dos afectadas se quejan de que las palomas no solo ensucian, sino que, picoteando la comida que encuentran en su tejado, a donde llega lanzada por la vecina, lo están echando a perder. Y para que no haya la menor duda de ello, nos muestra fotografías en las que los bomberos están interviniendo en su tejado. «Estamos pensando en irnos, muy a nuestro pesar, pues es un barrio que nos gusta. Pero es que no se puede aguantar. ¿Y sabe cuánto nos costará reparar el tejado? Unos 20.000 euros. Todo por las palomas, y esa señora que no para de alimentarlas».

El agua del pozo contaminada

Y otro vecino, que con fecha del 22 de junio de 2021, la tiene denunciada por tirar desde su casa comida a las palomas, nos invita a pasar y nos lleva al patio, donde hay un pozo, cerrado, «pues su agua está contaminada por los excrementos de las palomas y por la comida que nos cae desde las alturas», dice, señalando hacia el piso de la vecina, por encima de nuestras cabezas.

Pues así, a grosso modo, está la situación en gran parte de la calle Guillem Galmés y Fra Lluís Jaume Vallespir, de Palma: con excrementos de palomas por doquier, «con lo contagiosos que son» -dice otra vecina-; y tanto, como que son propagadores de enfermedades como la salmonela, la criptococosis (infección pulmonar) y la neurocriptococosis (infección del sistema nervioso central), de ahí que se las llame ratas con alas, por lo cual -proponen los residentes-, no estaría de más que los responsables de Emaya tomaran cartas en el asunto, como hicieron recientemente en Camp Redó, hasta donde se desplazó el mismísimo presidente de esta empresa municipal, Llorenç Bauzà.

«Pues que aquí haga lo mismo, que venga y que compruebe que cuanto decimos es verdad», señaló otro de los vecinos afectado. Pues que Bauzà haga lo que hizo su compañera, Belén Soto: conocer personalmente los problemas -ella fue a General Ricardo Ortega, habló con los vecinos, que les mostraron las deficiencias para que las resuelva, como las resolvió en Camp Redó.