Carles Sans emprende el vuelo en solitario tras cuatro décadas con El Tricicle. | R.D.

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Como cantaba Ride, El Tricicle fue ‘un rastro de vapor en un cielo azul profundo’, que es la forma enrevesada y brillante que tienen los británicos de describir algo que constituye una exquisita anomalía, algo extraordinario que escapa del gris común… Y así, entre expresivos picos de originalidad, discurrió la trayectoria del trío humorístico catalán. Cuarenta años actuando en el más absoluto silencio fueron suficientes para Carles Sans (Badalona, 1955), que ahora, solo sobre el escenario, se destapa con una catarata de anécdotas al grito de ¡Por fin solo!

Un show en el que desgrana las mejores anécdotas de su trayectoria, de aquellos años en los que para conquistar a la audiencia no precisaba más atrezzo que su gestualidad y la convicción de que se podía hacer humor de cualquier cosa. Este espectáculo es su debut en solitario, aunque en realidad lo hace acompañado de una divertida galería de personajes, protagonistas de un memorable anecdotario que pone en solfa su enorme vis humorística. El Auditòriun de Palma le acoge el viernes, el sábado y el domingo con tres funciones.

¿Qué nos depara ‘¡Por fin solo!’?
— Es un montaje que habla de anécdotas vividas en cuarenta años de profesión con El Tricicle, pero también de otras personales. Todas son reales, locas y divertidas, y el público no solo se ríe por lo que se explica, sino por cómo se explica.

Aunque sea un monólogo, imagino que la gestualidad desempeñará un papel determinante...
— Sí, por supuesto, todo lo que explico se sostiene también en la gestualidad.

¿Es más complicado provocar la risa con gestos o palabras?
— Diría que gestualmente, la palabra tiene más herramientas para provocar la risa.

¿Le cuesta armonizar el humor inteligente con aspectos que de tan cotidianos pueden resultar banales?
— Con El Tricicle habíamos tenido la habilidad de provocar la risa con cosas cotidianas, y aquí también lo consigo a través de aspectos cotidianos y personales.

¿Se le escapó alguna ‘lagrimita’ preparando el material?
— No, porque este material ya estaba probado en muchas sobremesas con amigos. Ya lo había explorado. Pero le puedo decir que de la hora y media que dura el espectáculo, está comprobado que el público se ríe entre cuatro y cinco veces cada minuto.

Mike Smith, un ejecutivo del sello Decca, pasó a la historia por rechazar a The Beatles aduciendo que ‘estos muchachos no tienen futuro’. ¿Alguna vez le dijeron ‘no tienes ninguna gracia’?
— Sí, en los inicios con el Tricicle habíamos tenido alguna crítica mala. En un periódico nacional llegaron a escribir que no teníamos gracia ni imaginación. Imagine si les hubiéramos hecho caso… creo que con las críticas hay que ir con mucho cuidado.

Sabemos que el fracaso es la mejor escuela, pero… ¿se puede aprender del éxito?
— Sí, y tanto. El éxito es un caramelo envenenado, tienes que encajarlo adecuadamente. Se aprende mucho del éxito.

¿Qué tipo de humor consume?
— Es curioso porque me gusta mucho un tipo de humor que no es el que hago yo. Por ejemplo Ricky Gervais, aunque también puedo reír con un humor muy infantil. De todos modos, debo confesarle que me cuesta mucho reír, todo lo miro desde una perspectiva profesional.

¿Cree en el poder del humor, en su capacidad para transformar la sociedad y modificar opiniones?
— Sin duda. Al ser humorista, he podido decir muchas cosas a gente desde la perspectiva del humor. El humor es una llave para poder expresar cosas que de otra forma no se podrían decir o serían muy complicadas de hacerlo.

Desde que uno de los pilares del humor, la perspectiva subversiva, está controlada por la corrección política, ¿es más difícil hacer reír?
— Ahora hay que ir con mucho cuidado, la gente se ofende rápido y una vez que esto sucede ya no hay marcha atrás. Estamos en un punto en el que resulta difícil encontrar la mesura.

En ese sentido, ¿se siente limitado por la corrección política?
— Sí, un poco. Pero José Corbacho dice que toda esta censura no es tan estricta en el teatro como en las redes o la televisión. Y de eso me beneficio, sin duda.

Sé que es un gran barcelonista... dígame, si el próximo año regresa a Mallorca, ¿quién le gustaría que ocupará el banquillo en Can Barça?
— A Xavi le tengo mucha simpatía, merece continuar pero le entiendo...

¿Cuándo veremos a esta talentosa generación surgida de La Masia levantar una Champions?
— Es uno de los grandes logros de Xavi, si contratamos a un entrenador extranjero la Masia saldrá perdiendo. Yo creo que si superamos al PSG tenemos un 50% de probabilidades de levantar la Champions.