La autora de la novela Marga Salom. | Teresa Ayuga

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Los valores del deporte son casi indiscutiblemente buenos y de ello sabe algo Marga Salom. La mallorquina ha estado metida en el mundo de la gimnasia rítmica durante más de 30 años, primero como atleta y luego como entrenadora, y de todas esas experiencias que la han llevado a varias partes del mundo se ha nutrido para escribir Sensaciones rítmicas, una novela con un 80% de autobiografía en la que trata de «que no es necesario ser la mejor para disfrutar».

El libro está escrito para «que cualquiera se pueda sentir identificado», independientemente del deporte, la edad o el género,, y en el que, a partir de «experiencias vividas dentro y fuera del tapiz», se pueda apreciar el deporte como «un refugio», tal y como fue para ella la gimnasia rítmica. Ella misma destaca que «era como una burbuja».

Y a pesar de su amor por su práctica, reconoce que fue «del montón», sin llegar a la élite, pero que eso no hizo que su «amor por la gimnasia decayera». Es más, se muestra contundente: «Mi amor por la gimnasia no dependió nunca de una medalla. Disfrutaba tanto que no necesitaba ser la mejor». Estos son los valores que ha intentado transmitir en sus entrenamientos, porque «el podio dura solo unos segundos, pero el camino para llegar es lo importante».

Y aunque los valores positivos del deporte son los que pretende transmitir, ni la novela ni ella misma ocultan que también puede haber una parte negativa: «Hay entrega, sacrificio, renuncia a tu vida fuera del pabellón» a lo que se unen las cosas que pueden pasar a cualquiera, como la muerte de un ser querido. En cualquier caso, «la lectura del deporte siempre es positiva por todo lo que aporta porque lo negativo, quieras o no, siempre llega», señala la autora.

Frente a todo ese ruido que puede haber en el mundo, el deporte «es orden», destaca Salom, quien añade que «practicar deporte no hará que los problemas no estén ahí, pero sí te hace salir del bucle y te hace bien».

También hace hincapié Salom en la importancia de abrir todos los deportes a quienes los quieran practicar, independientemente del género. Por ejemplo, en el fútbol, un deporte mayoritariamente masculino, se ha abierto a las mujeres recientemente, pero la gimnasia rítmica, el deporte de Salom, está recorriendo el camino inverso y ella lo tiene claro: «La tortilla está girada y tenemos que igualar a los chicos para que haya igualdad total. Hay que luchar en esta dirección», señala Salom.