Todavía no ha sucedido eso pero esta última temporada (que termina este jueves con un episodio tipo ‘bonus' o extra) ha desconcertado un tanto a la audiencia ya que ha optado por dos puntos de vista temporales para contar el paso de tiempo. De un lado, el punto de vista de lo que ocurrió entre 1993 y 1994 y, de otro, el del primer y segundo año de la pandemia de 2020. La serie iba por 1993 –cuando Felipe González volvía a ganar las elecciones después de los fastos de la Expo– pero un giro de guión llevó a un salto temporal en la narración y a contar de manera paralela qué pasaría en 2020 durante los tiempos de la COVID-19. Por eso ya sabemos que Antonio Alcántara murió mirando al cielo desde sus viñedos del pueblo.
Cuéntame ha optado, aparentemente al menos, por destripar su propio final (por un spoiler , que se diría ahora) y es un poco como quien llevara leyendo una novela de 800 páginas, se parara en la que hace 600 y se fuera a las 50 últimas para volver luego a la 600. En toda esa serie (además de presenciar cómo RTVE comienza a emitirla en 2001 tras el atentado de las Torres Gemelas) sólo queda una incógnita por despejar: las circunstancias de la muerte de la abuela Herminia . La ficción se ha puesto tan interesante o más que la realidad. Y tiene muchos puntos de vista.
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