La verdad es que no tengo remedio y, como bien dicen mis amigos (incluso los que no me conocen en persona, que para eso sirven las redes sociales hoy en día), me he labrado a pulso esta fama que tengo de marrano y refocilador… Aunque, de repente y sin esperarlo, aparecen noticias como esta, y mira por dónde que ya no me siento tan solo.
Y es que resulta que por lo visto durante esa Eurocopa que acaba de finalizar y en la que todo el mundo estaba tan preocupado en saber quién ganaba o quién perdía y contra quién, se han disparado las inscripciones femeninas en las apps para infieles, porque al parecer, durante los eventos de esta naturaleza, las mujeres se sienten desatendidas por sus maridos (los cuales, recordémoslo, están pero que muy pendientes de quién gana o quién no, y contra quién), y buscan consuelo de otra clase en otros lugares. Y no ha aumentado un poquito, no, sino que ha sido casi el cincuenta por ciento, lo mismo que sucedió hace tres años en el último Mundial de fútbol.
Y es que según la app que ha hecho públicos los datos en nuestro país, es sorprendente ver cómo las féminas se suben al carro en cuanto juega el equipo local, al cual incluso llegan a desearle prórrogas y tandas de penaltis para poder aprovechar mejor esos minutos de gloria en los que sus maridos están tan y tan y tan y tan atentos a algo tan sumamente importante y de lo que dependen tantas y tantas y tantas cosas… así que visto lo visto, a lo mejor no soy yo el único que piensa en otras cosas aparte del fútbol.
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