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El triste episodio provocado por el terremoto político del PI, exige una reflexión. Creo conocer las vísceras de este bellísimo proyecto político. Aprecio a muchos de sus actores principales. Pero creo que no se pueden cometer tantas veces los mismos errores. Mi admirado Jeroni Albertí creó un modelo político que ya intuyó como imprescindible. Estas Islas necesitan un partido político que dé especificidad a la política de un territorio con unas características geográficas y culturales en ocasiones no entendidas en Madrid. Teníamos dos proyectos bellísimos. PSM y UM.

El primero cayó, a mi entender, en el error de dar preminencia a su ideología de izquierda, por encima de una transversalidad imprescindible para sumar. El otro era UM. Tras la retirada del Albertí, algunos utilizaron y erraron en sus decisiones. El sistema aprovechó aquellos errores para eliminar el proyecto que molestaba. El PI nació con vocación de unificar sensibilidades diferentes de centro liberal con poso regionalista.

Ello exigía generosidad, amplitud de miras, transgredir la pureza ideológica en aras de crecer y sumar. Cuando un bello proyecto fracasa no hay que buscar culpables. Analizar, hacer autocrítica, diseccionar el fracaso y buscar y negociar soluciones. Ser magnánimos. El fracaso personal no importa, el bien común es trascendente. Debemos salir todos los huérfanos de este espacio y con generosidad e inteligencia, poniendo por encima lo trascendente en lugar de lo personal, forjar un proyecto común para todos. Está maravillosa tierra lo agradecerá.