Estos días, los estudiantes están o estarán de vacaciones; las que vienen llamándose de Semana Santa. Hay una tendencia en el Gobierno español y en otros de comunidades autónomas –de modo especial, los que gestionan políticos comunistas– de cambiar todo lo que se refiere a las religiones y a toda manifestación religiosa. Así, se pretende quitar del calendario las denominadas vacaciones de Semana Santa para llamarlas vacaciones de primavera; o las de Navidad para llamarlas vacaciones de invierno.
Esta es una de las pruebas más claras de la incultura que ha entrado en los distintos gobiernos de España; también quieren trasladarla a la nueva ley de educación. Si quieren quitar todo lo religioso de la sociedad en la que vivimos, tienen que empezar por la sinagoga hebrea, la mezquita musulmana, la catedral cristiana, los partenones paganos, la pagoda budista o el templo hindú.
O que recorran las calles de Praga, de Jerusalén, de Estambul o de Atenas, de Sahigón o Delhi para darse cuenta de que la religión está en todas partes y de que los mejores y más ricos monumentos de los cinco continentes son religiosos. No hay rincón en el mundo que no tenga su propia religión porque el hombre tiene necesidad de creer en algo sobrenatural; que le trascienda. De ello dan prueba los ateos quienes dicen que no creen en Dios; luego Dios existe.
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