Yo soy una de esas mujeres que no se ha casado nunca. En mi adolescencia, cuando me preguntaban por el tema, siempre respondía que no le adjudicaba ninguna autoridad sobre mí a un cura y tampoco a un juez. Mucho menos a un concejal o a un alcalde. Al único hombre al que yo otorgaba alguna clase de superioridad sobre mí era mi padre y él nunca habría aceptado hacer de casamentero. Cuarenta años después sigo soltera y creo que moriré así. En esto me he adelantado a los tiempos. Vaticinan los expertos que para 2062 en el Reino Unido –datos extrapolables a gran parte del mundo desarrollado– se habrá extinguido la institución matrimonial. No es raro. Ha existido siempre, pero supeditada a cuestiones completamente superadas.
Bye, bye
Palma08/06/23 0:29
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