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Pensábamos que era solo cosa nuestra, la de andar escocidos por la marabunta de turistas en temporada alta, pero en un pueblo de Austria han decidido tomar medidas drásticas. En Hallstatt no se andan con tonterías: han bloqueado túneles y colocan paneles enormes en los mejores miradores del pueblo para estropear el ‘selfie’. El pasado fin de semana se pusieron serios y un centenar de vecinos bloqueó la carretera de acceso. Cien austriacos con malas pulgas se pusieron en medio de la calzada para espantar al turista. Y la culpa de todo la tiene Frozen.

Algún iluminado de Disney debió reparar en la bella estampa alpina de este pueblo centroeuropeo y de allí cogieron las mejores tomas para dibujar Arendelle, el reino de Elsa y Anna. El resto, ya saben, es historia. Y de aquellos barros estos austriacos, que dicen que ya no pueden más. Con 800 habitantes, reciben 10.000 visitantes diarios y calculan que un millón de turistas al año. El alcalde de Hallstatt afirma que se están planteando poner un cupo diario y tienen guardias de seguridad en las iglesias para que dejen a los vecinos rezar. Por lo menos eso.

Cuando leo sobre las cuitas austriacas, me acuerdo de Deià: no llega a 700 habitantes y tiene un millar de plazas turísticas. El Airbnb del municipio es todo un catálogo de villas de alto ‘standing’ pero también casas de toda la vida reconvertidas en lujo asiático. Hace más de dos décadas, encontrar la cala de Deià sin GPS era difícil porque los lugareños arrancaban los carteles. Ahora me pregunto si la estrategia de Hallstatt/Arendelle es la buena o solo queda rendirse a Airbnb.