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En el precioso barrio de Montmartre de París existe un pequeño jardín que cuenta con una pared de azulejos conocida como el ‘muro de los te quiero', en donde puede leerse esta breve y universal declaración amorosa en todos los idiomas que podamos imaginar. La verdad es que, todavía hoy, la capital de Francia sigue siendo para muchas personas la ciudad del amor por antonomasia, sobre todo cuando piensan en Gene Kelly y Leslie Caron paseando al lado del Sena en Un americano en París, o en Audrey Hepburn y Cary Grant haciendo lo propio en Charada, o en Woody Allen y Goldie Hawn homenajeándoles en Todos dicen I love you. Por ello mismo, no resulta nada fácil para otras grandes ciudades turísticas europeas intentar competir con París en ese campo. Pensemos, sin ir más lejos, en mi querida ciudad natal. Es cierto que hace ya una década se puso en marcha en Ciutat la pionera iniciativa denominada ‘Passion for Palma', pero me temo que esa campaña nunca ha estado excesivamente focalizada en las ardientes pasiones amorosas, sino más bien en otro tipo de pasiones algo más sosegadas y tranquilas. Por otra parte, también es verdad que los palmesanos no solemos ser, en general, demasiado románticos, con la excepción quizás de las parejas que deciden colocar un candado en el puente de sa Riera como muestra de su amor eterno. En Ciutat, las principales pasiones suelen ser casi siempre de carácter político e ideológico, con una cierta tendencia a la sobreactuación mediática y teatral por parte de todos los partidos. ¡Ay, Palma! Je t'aime... moi non plus.