Palma29/07/24 0:30
Han empezado los Juegos Olímpicos. Desde el prisma del que no compite es un evento que ofrece unas posibilidades tremendas. Se tira uno en el sofá y lo que caiga. Es una suspensión del interés habitual. El relax de dejarse ir, al margen del esfuerzo y la tensión de quien compite. El placer máximo está en convertirse en espectador de lo menos tenso, de la prueba en la que menos tensión emocional exista para el espectador. Nada de favoritismos personales ni nacionales. Indiferencia al resultado y gozo en el descubrimiento. Una especie de nirvana olímpico. Un ejemplo: bádminton, dobles mixtos. Ningún competidor patrio: pareja china contra estadounidense.
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