Una ciudadana norteamericana falleció ayer en una colisión frontal
que tuvo lugar en la carretera que une Santa Maria y Bunyola, y que
según los primeros indicios estuvo relacionada con la intensa
lluvia que había caído. Otras cuatro personas resultaron heridas de
gravedad en el accidente. Un portavoz de los bomberos de Sóller
informó que sobre las 13.09 horas fueron avisados de una «colisión
muy grave» a tres kilómetros y medio de Santa María, una carretera
secundaria que en ciertos tramos es especialmente angosta.
El subsector de Tráfico de la Guardia Civil y el servicio
sanitario del 061 fueron igualmente movilizados y cuando los
efectivos llegaron al punto del accidente "un tramo ligeramente
curvo" se encontraron a la mujer extranjera ya sin vida, tendida en
la parte trasera de un coche Opel Astra de alquiler. El turismo en
cuestión, matrícula 8771-BGS, se había estrellado frontalmente
contra una furgoneta Seat Inca con placas IB-4961-CV, perteneciente
a una empresa de distribución de café. Los dos vehículos colapsaban
la calzada, lo que provocó retenciones en ambas direcciones.
Según parece, la furgoneta que se dirigía a Bunyola perdió el
control -presumiblemente a causa del asfalto mojado-, invadió el
carril contrario y se empotró contra el coche de alquiler. En este
último viajaban cuatro norteamericanos y el conductor no pudo
impedir el choque porque la vía es estrecha y no tuvo posibilidad
de maniobrar. Los bomberos arrojaron arena sobre el piso para
evitar nuevos accidentes, ya que ambos vehículos habían derramado
aceite y otros líquidos del motor lo que, unido a la lluvia y el
barro, convirtió aquel tramo en una auténtica pista de
patinaje.
Los servicios sanitarios, por su parte, se emplearon a fondo
para estabilizar las constantes vitales de los cuatro heridos, que
fueron evacuados hasta las clínicas Rotger y Femenía en estado muy
grave. Las fuentes consultadas indicaron que presentaban fracturas,
heridas abiertas y contusiones en todo el cuerpo. Entre los
lesionados se encuentra el marido de la víctima mortal, que a las
cinco de la tarde todavía no sabía que su mujer había perdido la
vida en el accidente. Las autoridades isleñas también estaban
intentando contactar con la hija del matrimonio en Estados Unidos,
para comunicarle el trágico suceso, que acabó con la muerte de su
hija.
La lluvia disparó el número de accidentes
«Da igual si caen cuatro gotas o si es un chaparrón; siempre que
llueve la Isla es un caos». La frase la pronunció ayer un agente de
la Guardia Civil de Tráfico para explicar la situación que se vivía
a media tarde, cuando los siniestros se acumulaban y los equipos de
la Benemérita estaban desbordados. Manacor, Inca, Campos, Andratx,
Santa Margalida, Palma y Cala Major fueron algunas de las
carreteras más conflictivas. Los accidentes, sobre todo,
consistieron en colisiones por alcance debido a frenazo a destiempo
o velocidad inadecuada. En cualquier caso, quedó patente una vez
más -por si alguien tenía dudas- que la red viaria isleña no puede
soportar ni un sólo día con precipitaciones, débiles o
intensas.
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