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Varios obreros que trabajaban en unas obras de construcción de un edificio vieron como M.B.Y., de 32 años y de nacionalidad guineana, tiraba por la ventana a su hijo y, en estado de enajenación mental, intentaba suicidarse. Los trabajadores pudieron ver como poco antes de las doce del mediodía un bebé rebotaba contra la red que cubre la obra de construcción y caía luego en la calzada, mientras la mujer seguía en el balcón tirando objetos contundentes y botes de pintura.

Los obreros llamaron o a la policía, que se presentó en el número 61 de la calle del Mar y encontró a la mujer subida a la barandilla del balcón y amenazando con suicidarse. Los agentes subieron hasta el cuarto piso donde vivía la mujer y tardaron 20 minutos en convencerla de que depusiera su actitud y les acompañara al exterior. Finalmente la mujer fue trasladada al hospital psiquiátrico de Sant Boi de Llobregat, donde quedó ingresada bajo custodia policial. El bebé ingresó en el Servicio de Urgencias del Hospital del Mar pero poco después falleció. El niño vivía con su madre y su padre, un ciudadano italiano llamado J.M., en una humilde y destartalada casa de unos 40 metros cuadrados.

La vivienda tiene una sala-cocina pobremente equipada, un pequeño lavabo y dos habitaciones de reducidas dimensiones, con los escasos efectos personales de la pareja. La familia residía en esta casa desde hace apenas cuatro meses y el propietario de la vivienda les había amenazado con echarles por impago del alquiler. Al parecer, la familia tenía serios problemas económicos, según han confirmado los vecinos, que también han asegurado que el padre del niño había pegado en alguna ocasión a la mujer, aunque la policía ha asegurado que el hombre no tiene antecedentes penales por este motivo.

El padre llegó a casa a las 14.15 horas y los agentes de la policía le dijeron que su mujer había arrojado a su hijo por la ventana. Según fuentes policiales, el padre del bebé dijo que eso era «imposible» y que si su hijo realmente estaba muerto la culpa era de la policía. Finalmente subió a la furgoneta de la policía que le trasladó a la comisaría para tomarle declaración. El suceso ha causado consternación en el barrio de la Barceloneta, donde los vecinos se han congregado ante la casa, incrédulos ante el hecho de que una mujer hubiera podido matar a su hijo.