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El juicio contra estos doce cazadores quedó ayer visto para sentencia en el juzgado de lo Penal número 5 de Palma. A pesar de que los doce cazadores negaron que ellos fueran quienes colocaran cebos con carne envenenada en la finca de Son Forteza, en Alaró, el fiscal y el abogado de la asociación Voltor Negre les imputaron un delito contra la fauna. El fiscal pide 10 meses de cárcel y cuatro años de prohibición de cazar para cada acusado. El abogado Carles Tarancón, en nombre de la asociación, pide 16 meses y el mismo periodo de inhabilitación. Los abogados defensores José Zaforteza (que celebra su primer juicio relevante tras abandonar la Fiscalía) y Pedro Simonet piden la absolución por falta de pruebas.

Estos cebos fueron localizados por la Guardia Civil en el mes de mayo de 1999. El denunciante fue un vecino de Alaró, que apuntó los nombres de una serie de cazadores (que tenían permiso para utilizar este coto) como los supuestos responsables. En la lista aparecía el nombre de un policía local de Alaró, que fue quien acompañó a la Guardia Civil hasta la finca cuando se localizaron los cebos. Según los agentes del Seprona, fue esta persona quien reconoció que había colocado estos cebos para matar las alimañas (los gatos asilvestrados y las ratas) porque terminan con la caza. Los agentes también indicaron que el sospechoso apuntó que esta colocación de cebos no los hizo por iniciativa propia, sino que fue una decisión tomada por todos los cazadores que tenían permiso para cazar en este coto.

Uno de los agentes explicó que la colocación de cebos envenenados es uno de los problemas graves que sufre la naturaleza y señaló también que estos animales asilvestrados pueden hacer mucho daño a la caza. El fiscal pidió a la juez una sentencia ejemplar porque afirmó que el uso del veneno en la caza «es uno de los más graves atentados contra la naturaleza que se pueden cometer».

Adrián Salazar recordó que con este método de caza se puede terminar con algunos animales que están en fase de extinción, por lo que entendió que los cazadores que estaban siendo juzgados debían ser condenados con dureza. Pese a los cazadores mantuvieron que ellos no habían colocado estos cebos, el fiscal recordó la declaración que hizo uno de ellos, quien explicó porqué se habían colocado estos cebos y también apuntó los nombres de los cazadores que habían tomado la decisión.