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El hombre que secuestró anteanoche un avión con 46 pasajeros en Cuba y logró hoy su objetivo de llegar a Florida pudo haberlo conseguido armado con una granada sin explosivos.

Las autoridades cubanas, en un comunicado divulgado ayer en La Habana, identificaron al secuestrador como Adelmis Wilson González y apuntaron que no hay constancia de que contara con cómplices dentro del aparato.

González, natural de Guantánamo y residente en Isla de la Juventud, viajaba con su mujer y un hijo de ésta, y tenía en su domicilio cuatro granadas «con aditamentos fabricados por él, pero sin explosivo.

Es posible que incluso la que usó para el secuestro fuese similar», agregó la nota, que informó de que las negociaciones mantenidas durante toda la noche con el secuestrador permitieron la liberación de 22 personas, entre ellas varios niños y mujeres.

Según las autoridades cubanas, González es un tipo «violento» y de «bajo nivel cultural» que «chantajeó» y «amenazó con volar el avión» varias veces durante la noche.

González secuestró un AN-24 de Cubana de Aviación con 46 ocupantes que cubría la ruta Nueva Gerona-La Habana con la intención de desviarlo a Estados Unidos.

Sin embargo, el piloto aterrizó en el aeropuerto «José Martí» de La Habana por falta de combustible. La «valentía del piloto» y su decisión de aterrizar en La Habana evitaron una «catástrofe», ya que el avión no tenía combustible suficiente para llegar a Estados Unidos y habría caído al mar, agregó la nota oficial.

«Partiendo del principio de priorizar por encima de todo la seguridad de los pasajeros, después de más de 14 horas de esfuerzo, constantes negociaciones con el secuestrador, e intercambio de información con las autoridades norteamericanas, el AN-24 partió hacia Estados Unidos sin que se produjera accidente alguno», añadió el comunicado.

Las autoridades cubanas no han precisado si los 24 ocupantes que permanecieron en el avión viajaron voluntariamente o en calidad de rehenes, ni tampoco si en entre el pasaje se encontraban ciudadanos extranjeros.

Minutos después del despegue del avión, el aeropuerto internacional «José Martí» reanudó sus actividades, interrumpidas durante cerca de quince horas.