Hoy está previsto que se tomen nuevas declaraciones en el cuartel de Vilafranca.

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«Éramos ocho jóvenes y dos 'chamanes'. Entramos en una sala donde habían colocado una mesa central y colchones, por si caíamos. También había vomitorios. Durante ocho horas leímos oraciones, cantamos y nos drogamos con marihuana y ayahuasca». La mallorquina de 29 años que fue ingresada el domingo tras un ritual de una secta en el santuario de Bonany abandonó ayer el Hospital de Manacor y relató en una entrevista a Ultima Hora cómo transcurrió aquella noche de drogas y supuesta «sanación espiritual».

La muchacha, que prefirió mantener su identidad en el anonimato, explicó que había contactado con la secta en el año 2000, cuando vivía en Madrid: «Yo estaba muy deprimida y a través de una ONG conocí a estas personas, que me ayudaron mucho». La secta venera al Santo Daimé, de Brasil, y la ayahuasca forma parte de sus sesiones rituales. A principios de año la mallorquina, que se encuentra de baja laboral, regresó a la casa de sus padres, en la Isla. Sin embargo, siguió en contacto con la 'asociación'. En la noche del sábado los ocho jóvenes de Cas Concos, Bunyola y Binissalem llegaron al santuario de Bonany, en sus respectivos coches. Les acompañaban dos 'chamanes' (guías espirituales); uno argentino y el otro también sudamericano. Hombres y mujeres, indistintamente, vestían atuendos blancos, a modo de «túnica impoluta». Entraron en el recinto y comenzó la sesión. «Era una sala grande y comenzamos a leer oraciones. Habían dispuesto la habitación con un gran mesa en el centro, luego filas de sillas y detrás colchones, por si nos caíamos por las drogas. También había vomitorios, para las urgencias. Después de las oraciones empezamos a cantar a las estrellas, y consumimos brebajes de aguayasca y marihuana. El ritual duró ocho horas», recordó la joven.