La sacudida que azotó una amplia franja del centro de California
el lunes, el más fuerte en los últimos cuatro años, podría ser el
aviso del gran terremoto que, según los estudios recientes,
inevitablemente se producirá en el futuro cercano en
California.
«Esto sólo es una advertencia», señaló en rueda de prensa Ross
Stein, portavoz de la oficina del Instituto Geológico de EE UU en
Menlo Park (California). Setin dijo que el temblor provocó que el
planeta se menease como un sonajero y que las montañas cercanas
creciesen 30 centímetros en altura.
«Esta es una tierra de terremotos y necesitamos estar preparados
para el futuro», agregó el geólogo, quien señaló que existen entre
el 5 y el 10 por ciento de posibilidades de que en los próximos
días se produzcan seísmos de mayor intensidad. El terremoto causó
al menos tres víctimas en la localidad de Paso Roble -a sólo 30
kilómetros del epicentro- cuando se derrumbó un bloque de
edificios, y otras tantas personas resultaron heridas en una bodega
al caerles encima barricas de vino. El seísmo, que dejó sin
electricidad a más de 40.000 personas, tuvo su epicentro en la
localidad costeña de Cambria, a unos 55 kilómetros de San Luis
Obispo y a unos 300 kilómetros de Los Angeles.
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